Echa a andar en San Sebastián la Facultad de Ciencias Gastronómicas, una iniciativa impulsada por un grupo de personas cuyo silencio ante ETA atruena desde hace décadas y con el apoyo del nacionalismo y de las instituciones públicas vascas, siempre prestas a desviar fondos.
Los cocineros que figuran en cabeza de la futura Facultad de Ciencias Gastronómicas son, entre otros, Juan Mari Arzak, Pedro Subijana, Martín Berasategui, Karlos Argiñano y Andoni Luis Aduriz.
Junto a los archiconocidos cocineros figuran en el grupo promotor de esta inciativa empresas vinculadas al grupo Mondragón y las instituciones regionales controladas por el nacionalismo, que se muestran dispuestas a desembolsar la cantidad de dinero público que sea necesaria porque, al parecer, en la región no hay urgencias educativas de mayor importancia. También el Ministerio de Ciencia e Innovación, a cuyo frente se encuentra una donostiarra, Cristina Garmendia, se ha interesado en el proyecto.
La relación de los comedores con el nacionalismo viene de antiguo, porque cualquier fe que se precie debe abarcar todos los ámbitos de la existencia, desde las embajadas hasta el fogón. El afán nacionalista por buscar señas de identidad hasta en la tortilla ha conducido a los teóricos del etnicismo a proponer curiosas exaltaciones del binomio patria-puchero.
El nacionalista profesor de la UPV Francisco Letamendia, notorio perseguidor de demócratas, contribuyó al restablecimiento de las señas de identidad euskaldunas y a la lucha por la liberación nacional de su imaginario pueblo con una impagable tesis sobre la cocina regional vasca:
La cocina, fruto gozoso de la larga relación de los hombres con su entorno físico mediante la cual convierten la necesidad fisiológica de alimentarse en cultura, constituye una seña esencial de identidad de los pueblos. La cocina es un factor cohesionador de todos los vascos. La cocina vasca se ha convertido en el emblema de la ‘gran cocina’ en la capital del reino. Puede verse en ello una prueba más de la debilidad de la revolución burguesa en España, que no ha podido impedir el acceso en los últimos veinte años al rango de ‘gastronomía dominante’ de la cocina de un territorio, el vasco, algunos de cuyos otros elementos identitarios están implicados, como todo el mundo sabe, en el más agudo de los conflictos nacionales proseguidos tras la muerte de Franco.
La tres estrellas Michelin Carme Ruscalleda está firmemente convencida de que con los cacharros puede demostrar la existencia de la "nación" catalana:
"Cataluña no es un invento; hay una lengua, una cocina. Por lo tanto, es una nación."(El Mundo, 4.1.06)
La notoria etnicista Isabel Clara Simó ha defendido en numerosas ocasiones la cocina "nacional" catalana de la intromisión española:
Ferran Adrià es un genio es la persona más internacional de los Països Catalans (...) Sobre Adrià hay fuerzas que actúan con un afán y una laboriosidad máximos (…) La constante españolización de su nombre y de su cocina. La prensa española se lo ha apropiado, lo ha hecho suyo, le ha abierto los brazos y se ha apoyado en él. No olvidemos que no hay cocina española internacional de este nivel (…) Con respecto a la cocina culta, en la Península hay algunos cocineros vascos y algunos catalanes (y contando mujeres cocineras, obviamente). Así pues cuando aparece un genio como Adrià, se le hispaniza deprisa y corriendo. (Publicado en Avui, 31.4.05)
Esta suerte de nacionalización culinaria también puede analizarse desde una óptica más izquierdista. Ignasi Riera, histórico de la izquierda catalana y nacionalista convencido, halla en los pucheros, como Ruscalleda, la raíz histórica de los supuestos “países catalanes”:
El título del libro que tengo en frente: Thesaurus de la cuina catalana i occitana, con prólogo de Robert Lafont, la persona que más ha hecho por recordarnos que valencianos, menorquines, ibicencos, catalanes, andorranos e incluso mallorquines somos primos germanos de los occitanos, hijos de una historia cultural mucho más sutil y jugosa que la marcada por las administraciones públicas que nos hablan de tres Estados y no sé cuántas comunidades históricas. Somos un país más grande del que nos creemos, marcados por una memoria de hambres seculares y por una búsqueda permanente de un paraíso al alcance: el de los cinco sentidos que conforman la memoria collectiva de un ágape compartido. (Publicado en Avui, 31.3.05)
La iniciativa se reduce de momento a las provincias vascas, pero a la vista de lo sucedido en ocasiones anteriores, veremos cuánto tardan el resto de gobiernos regionales en manos nacionalistas en crear sus propias facultades culinarias. Facultad de Ciencias Gastronómicas tiene la senda marcada. El nacionalismo se encuentra en los pucheros tanto como en la queja prepolítica del victimismo identitario, en la instrumentalización de las lenguas tanto como en el pepino étnico.
En nuestro país no abunda demasiado el dinero destinado a la investigación, ni el público, ni el privado. Sin embargo los fondos no faltan cuando se trata de buscar raíces imposibles.
El nacionalismo catalán busca incansable en todas las especies de animales, comestibles o no, razas autóctonas a las que proteger, y el gallego desempolva los umbrales de la edad media y descubre sus sudetes identitarios en regiones como la extremeña.
Las investigaciones en busca de supuestos derechos, imaginarias naciones milenarias o pueblos salidos de la noche de los tiempos, han consumido buenas porciones de la tarta presupuestaria pública en las regiones gobernadas por nacionalistas.
Presentadas como contribuciones científicas al conocimiento del pasado, estas peculiares excursiones al pasado con billete a cargo del contribuyente buscan siempre objetivos que nada tienen que ver con la ciencia y el conocimiento. Juan Francisco Navarro Mederos es arqueólogo y profesor universitario en Canarias:
El interés por el pasado ha estado profundamente marcado por procesos políticos e ideológicos que amparándose en diferentes símbolos han justificado acciones sociales en una continua búsqueda y definición de la Identidad Nacional Canaria.Francisco García-Talavera Casañas es especialista en Paleontología y miembro de la Ejecutiva del Partido Nacionalista Canario. Forma parte del gobierno del Cabildo tinerfeño en calidad de consejero del Organismo Autónomo de Museos:
Siempre he dicho que yo soy un científico metido en la política. Yo con el corazón me siento soberanista, pero con la cabeza me siento nacionalista. Canarias sigue siendo hoy una colonia, aunque algo disfrazada, y España nos sigue dando un trato colonial.Se ha criticado, incluso ridiculizado, la obsesión del etnicismo vasco por los cráneos y los Rh, elemento este último suscitado por Xabier Arzalluz, cuando sostuvo que el supuesto derecho a la diferencia de los vascos encontraba su razón de ser en la existencia del RH negativo. Pero similares incursiones en la pantomima científica subvencionada se han vivido en Cataluña, Galicia o Canarias. Por sorprendente que resulte, en el siglo XXI el nacionalismo no ha conseguido todavía librarse de la componente racial. Francisco García-Talavera:
Se están realizando investigaciones que demuestran que quedaron muchos más guanches tras la Conquista de los que se dijo y esto se sabe, precisamente, por los estudios de genética molecular, además de por otros estudios lingüísticos. Según estas investigaciones científicas, entre el 40 y el 70 por ciento de los canarios autóctonos, los nacidos aquí, de tres generaciones atrás (padres y abuelos canarios) tienen genes guanches.Establecida la existencia de la raza del nuevo pueblo elegido por medio de investigaciones que nadie llega a conocer en detalle nunca, y que jamás logran pasar los filtros de las revistas internacionales que otorgan el marchamo de credibilidad científica, los "científicos" nacionalistas extraen sus conclusiones: los guanches no solo han llegado a nuestros días, sino que abundan por doquier ("entre el 40 y el 70 por ciento de los canarios autóctonos"). La ciencia al servicio de la creación de naciones. Y a partir de ahí, todo vale. Cataluña es un país, Euskal Herria otro... y Canarias 7. Francisco García-Talavera:
Somos una nación compuesta por varios países, porque la verdad es que cada isla en realidad es un país -este término se refiere al territorio y nación, al pueblo-. Por eso yo pienso que Canarias son varios países de una nación sin estado. ("Conocer nuestra historia es vital para profundizar en el nacionalismo". Publicado en El Día, 23.11.08)
Toda nueva nación que se precie ha de tener su origen mítico pero también su momia fundacional. De esta forma la autonomía de turno puede emplear el dinero del ciudadano en construir un clon del Museo Arqueológico Nacional, un servicio de estudios, una editorial, una academia de la historia y unos cuantos capítulos en los manuales de historia que se enseñarán en los colegios regionales.
En el País Vasco la susodicha momia tiene forma arbórea. En Cataluña adquiere sanguinolento aspecto cuatribarrado. Y en Canarias la momia tiene forma de momia. En 2006 el Senado votó favorablemente el traslado de la momia que ilustra este texto desde el Museo Nacional de Antropología de Madrid al Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife.
De este modo se completa el periplo histórico identitario. Pero antes de concluir añadamos al listado de conquistas identitarias una nueva rama del saber: la lengua guanche. Si los guanches han llegado tan prolíficos hasta nuestros días, será preciso comunicarse con ellos, y el español queda descartado por razones obvias. Recurramos pues a la lengua guanche. Ningún problema al respecto. Ya tenemos gramáticas, vocabularios e incluso la posibilidad de estudiarla on line:
T-tannant n-tutlayt tmazight s tadala izen i medden-nnegh si tamurt n Kanaria,Tigzirin Teknariyin, dagh wagafa d ataram n Afrika.
Que supuestamente quiere decir:
Este es un Cursillo de lengua tamazight con la esperanza de que el mensaje llegue a toda nuestra gente desde el país canario, Islas Canarias, en el Noroeste de Africa.
Hasta aquí seguimos por hoy la pista al esfuerzo nacionalista canario en I+D Si usted está interesado en cursar los estudios de la lengua guanche, pinche aquí. Si quiere saber más acerca de cómo su dinero posibilita la investigación y el logro de proezas científicas como las hasta aquí descritas, permanezca atento a esta pantalla.
(Y a veces, también en féretros.) José María Barja Pérez es el primer responsable académico de la penúltima atrocidad intelectual llevada a cabo por el nacionalismo en nuestro país. No es el único. Ni su actuación es una excepción en las universidades públicas españolas.
Nuestras autoridades académicas públicas no suelen mover un solo dedo si previamente no han obtenido el plácet del político de turno y del proveedor del dinero de todos. En este caso, el Ayuntamiento y la Diputación coruñeses. Y a este trío debemos el episodio, entre la astracanada y el insulto al contribuyente, del establecimiento de la lengua española como forma de maltrato a la mujer.
La historia saltó en la red antes que en el papel y todos los medios se han hecho eco de ella con posterioridad. Interesa aquí resaltar no ya el hecho sino la frecuencia con la que, desde las supuestamente más altas instancias académicas de nuestro país, se insulta a la inteligencia del ciudadano.
Hasta hace unos pocos años la universidad pública española estaba en manos del que ha sido durante décadas pensamiento único del sistema educativo español, es decir, de la izquierda. Pero las cosas empezaron a cambiar en los 90. Tras casi dos décadas de gobiernos regionales desde los que se hicieron con los recursos públicos y su inacabable capacidad subvencionadora, los partidos nacionalistas empezaron a cosechar triunfos en territorios jamás imaginados por sus más optimistas estrategas. Entraron con fuerza en las universidades y con la llegada de Rodríguez Zapatero al gobierno de la nación, se precipitó la fusión entre nacionalistas y socialistas en el ámbito de la educación.
Patochadas como la del rector Barja se han convertido desde entonces en norma habitual de las universidades tomadas por esta conjunción antinatura de intereses solo aparentemente ideológicos. Las universidades públicas españolas están plagadas de iniciativas semejantes a la de considerar la lengua española como un instrumento de agresión machista, y por sus decanatos y jefaturas de departamento circulan individuos con acreditación académica merecedores de ser condenados a galeras intelectuales de por vida.
El objetivo de la educación y la investigación académica en las universidades regidas por el nacionalismo no es ni la educación, ni la investigación:
Reivindicamos el derecho de Euskal Herria a construir y organizar un Sistema Educativo propio, a la vez que consideramos la educación como un servicio público básico en la edificación de nuestro pueblo, fundamentada en la justicia y solidaridad. Por ello, consideramos que la Educación y los objetivos sociales, económicos, culturales y nacionales van indisolublemente unidos. (Bea Arana y Mikel Lakasta, Educar en libertad. Publicado en Gara, 13.5.05)
Semejantes planteamientos no están circunscritos a regiones donde el nacionalismo lleva décadas gobernando, solo o en compañía de los socialistas, o dond ela violencia ya ha domeñado las voluntades. Se aplican escrupulosamente allí donde hay un etnicista con cargo público. Francisco García-Talavera, miembro de la Ejecutiva del Partido Nacionalista Canario y consejero del Organismo Autónomo de Museos del Cabildo tinerfeño:
[La conciencia canaria se arraiga ] sobre todo con educación, empezando en los colegios. Los contenidos canarios son fundamentales y no se han desarrollado con la intensidad que se debía. (El Día, 23.11.08)
A partir de semejantes planteamientos, todo está permitido. El fin del pensamiento único, sea la inexistente nación o su nunca alcanzado progreso, se sitúa siempre por encima de los medios empleados para alcanzarlo. En consecuencia, todo vale. Por ejemplo, la mentira.
La manipulación, la tergiversación y la mentira son recursos académicos habituales en las universidades que el nacionalismo controla en España. Y las diferencias entre distintas regiones son meramente formales. Cuando se trata de instituciones académicas vascas, la impostura resulta descarada y agresiva. Si hablamos de universidades catalanas, la mentira se envuelve de progresismo e igualitarismo porque allí se precisan mensajes de apariencia impoluta. En cuanto a Galicia, como ha demostrado Barja, la zafiedad impera, lo mismo que en la Comunidad Valenciana, Canarias o Baleares.
José María Garmendia, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco, apareció en el documental La pelota vasca con este análisis del nacionalismo terrorista:
La violencia "perfectamente asumible" de este docente legitima todos los asesinatos del nacionalismo. Tal vez por ello su universidad regalaba títulos académicos a etarras encarcelados, entre los que se encontraban De Juana Chaos, Kubati, Elena Beloki, Inés del Rio Prada o Txelis.La lucha armada de ETA es un conflicto de muy baja intensidad perfectamente asumible. (La pelota vasca, Julio Medem, 2003)
José Ramón Scheifler, de la Universidad de Deusto y colaborador habitual del periódico Deia, órgano oficial del PNV:
El nacionalismo español sostiene y defiende que Euskadi, la Euskal Herria peninsular, es y debe ser siempre España o parte del Estado español por derecho propio, porque así lo han considerado siempre los españoles, al menos desde los llamados Reyes Católicos hasta la ignominiosa audacia de la Administración decimonónica de reducir los Territorios Históricos a unas simples provincias más, las vascongadas, que ni son tres, ni provincias, ni vascongadas.” (José Ramón Scheifler, Las desventajas del Nacionalismo vasco. Publicado en Deia, 18.10.04)
En cuanto a la mentira de diseño, Jordi Sánchez es profesor de la Universdad de Barcelona:
La mayor parte de ciudadanos de este país [se refiere a la región catalana] creen que Catalunya es una nación. Hay que evitar una guerra de símbolos y el mejor modo es llamando a las cosas por su nombre. Bienvenida sea la definición de Catalunya como nación. (Jordi Sánchez, Catalunya, una nación. Publicado en El Periódico, 21.4.05)
Sánchez es profesor de Ciencia Política. Otro ilustre catedrático, Joan Martí i Castell, que además fue el primer rector de la Universitat Rovira i Virgili, valora de manera "científica" la Historia Moderna española:
Los catalanes saben muy bien qué es padecer las discriminaciones más vejatorias desde el siglo XVI y sin solución de continuidad. (Publicado en el diario Avui, 22.6.05).
La Societat Valenciana de Psicología y la Universitat de València celebraron en 2004 unas denominadas Jornades de Psicologia i Identitat Nacional, en las que se estudiaron “las identidades en convivencia o en conflicto”.
Las ponencias llevaban títulos como los siguientes:
- Biologia, nació i estat.
- Les relacions asimètriques entre identitats.
- El perfil psicològic i nacional dels valencians.
- Del paternalisme al cosmopolitisme (passant pel colonialisme).
El rigor científico que puedan contener planteamientos formulados a partir de expresiones como "perfil psicològic i nacional " o "Psicologia i Identitat Nacional" es más que predecible. Pero quienes firmaban tales encabezados no eran iletrados militantes radicales de partidos extraparlamentarios, sino prestigiosos catedráticos y profesores de universidades catalanes, más algún valenciano, que reciben periódicamente subvenciones y ayudas para sus trabajos e investigaciones y que perciben sueldos públicos y tienen encomendada la formación académica de los ciudadanos.
El curso mencionado costaba 15 euros (30 para los no universitarios) y la Universitat de València, empapada de pensamiento políticamente correcto, recomendaba “un ús [uso] racional i solidari de les places ofertades”. Para más información puede consultarse la página web que explica estas actividades, y que todavía está colgada.
La misma Universitat de València ofreció un curso el mismo año titulado Europa, Espanya, País Valencià. Nacionalisme i democràcia: passat i futur. El temario:
- La construcció de la nació.
- Sobre nacionalismos fuertes y naciones débiles en Europa: algunas reflexiones.
- Les identitats en el segle XIX a Espanya: punts per a un debat.
- Democràcia, nació, nacionalismes al segle XIX.
- Valencià i l’Espanya plural.
- Nació pura, nació impura i la història sense [sin] final.
Mientras el nacionalismo académico emplea el dinero de todos en actividades como las reseñadas, numerosos profesores, especialmente en el País Vasco, han tenido que abandonar su lugar de residencia, amenazados por el nacionalismo terrorista, o viven con la compañía permanente de sus escoltas.
En nuestro país, buena parte de los recursos públicos destinados a la enseñanza universitaria terminan en manos de instituciones que, bajo el falso reclamo de la investigación y la enseñanza, están invirtiendo el dinero de todos en la construcción de un imaginario colectivo cuyo único fin es la destrucción de la colectividad.
32.000 euros como director del hospital de La Cerdaña. Esa es la cantidad percibida por Joan Carretero, ex consejero del gobierno regional catalán. El problema es que el hospital no se empieza a construir hasta el mes que viene. Así son de peculiares los ingresos del hombre llamado a renovar las esencias del nacionalismo, incluido el económico, desde las filas de su grupito de acción étnica.
Entre sus seguidores de Reagrupament Independentista, que así se llama el cortejo que le acompaña, Carretero aparece como el campeón de la austeridad. En sus intervenciones públicas siempre ha hecho alarde de ello y ha arremetido duramente contra los políticos que derrochan el dinero de los ciudadanos.
En la página web del citado Reagrupament Independentista se puede leer que, gracias a la acción decidida de Carretero, los gastos protocolarios y de propaganda de la consejería de Gobernación, que dirigió durante el primer tripartito, se redujeron en dos millones de euros. Es más. Cuando tenía que visitar algún pueblo pequeño, conducía su propio coche oficial para no tener que gastar dinero en chófer (que, por otro lado, es de plantilla y cobra lo mismo trabaje o no). Y se hizo instalar una cama al lado del despacho para no derrochar el dinero del contribuyente en hoteles:
Joan Carretero tuvo siempre presente la dignidad del cargo que ejercía en el gobierno de su país. (Elogi de l’austeritat)
Cuando dejó de servir a su "país" en la citada consejería, Joan Carretero siguió dando muestras de su elogiada austeridad. En estos momentos, este líder del secesionismo catalanista percibe unos emolumentos de 97.000 euros por dos horas diarias de trabajo en la sanidad pública catalana, sector que, con razón, el nacionalismo utiliza como ejemplo de la extrema necesidad en que se encuentran las arcas públicas catalanas y como argumento para reclamar, tras las balanzas fiscales, más de ese dinero que en otras regiones se malgasta.
Esa escasez de dinero y el expolio continuado que España practica sobre la caja registradora de la Generalidad catalana impulsaron a Carretero, que en 2004 fue acusado de prevaricación, a crear su pequeño cortijo, Reagrupament Independentista, desde el que propugna su solución para los problemas económicos del "país". En un texto titulado El Temps i la raó la exponía de esta manera:
Los partidos catalanes pretenden que la actualización del sistema de financiación implique un ligero respiro para las exhaustas finanzas de la Generalitat. La cosa pinta mal. Por eso convendría ir preparando el inevitable conflicto político con el Estado, única vía para escapar de este callejón sin salida con que España tiene acorralada a Cataluña. Con la dignidad, las ideas claras y el coraje que la situación del país requiere. (Avui, 28.8.08)