La sandez identitaria no es nueva en España, ni la han inventado los etarras, ni siquiera los etarras tuneados de Bildu, que ahora proclaman la “soberanía alimentaria”.
Carme Ruscalleda puede presumir de muchas cosas, y todas ellas merecidas. Incluida la aludida sandez identitaria. Ruscalleda podría limitarse a presumir de su mejor logro: ser la única mujer con cinco estrellas Michelin, tres por su restaurante en España y dos por el que posee en Japón. Pero quiso entrar en el terreno de la pulsión etnicista olvidando que lo suyo es el puchero y una gran simpatía. En declaraciones a El Mundo el 4 de enero de 2006 afirmó:“Cataluña no es un invento; hay una lengua, una cocina. Por lo tanto, es una nación.”
Bildu hereda la tradición de todos estos ilustres “pensadores” étnico-gastronómicos, que dedican sus largas y generosas sobremesas a componer algo parecido a argumentos para demostrar que la identidad de sus nacioncitas pasa por la termomix.
A principios de 2009 colgué en BBS una somera antología de las estupideces identitarias nacidas al calor del fogón (y seguramente de bastantes botellas de vino). Lo que sigue es un resumen.
El nacionalismo culinario
La relación de los comedores con el nacionalismo viene de antiguo, porque cualquier fe que se precie debe abarcar todos los ámbitos de la existencia, desde las embajadas hasta el fogón. El afán nacionalista por buscar señas de identidad hasta en la tortilla ha conducido a los teóricos del etnicismo a proponer curiosas exaltaciones del binomio patria-puchero.
El nacionalista profesor de la UPV Francisco Letamendia, notorio perseguidor de demócratas, contribuyó al restablecimiento de las señas de identidad euskaldunas y a la lucha por la liberación nacional de su imaginario pueblo con una impagable tesis sobre la cocina regional vasca:
"La cocina, fruto gozoso de la larga relación de los hombres con su entorno físico mediante la cual convierten la necesidad fisiológica de alimentarse en cultura, constituye una seña esencial de identidad de los pueblos. La cocina es un factor cohesionador de todos los vascos. La cocina vasca se ha convertido en el emblema de la ‘gran cocina’ en la capital del reino. Puede verse en ello una prueba más de la debilidad de la revolución burguesa en España, que no ha podido impedir el acceso en los últimos veinte años al rango de ‘gastronomía dominante’ de la cocina de un territorio, el vasco, algunos de cuyos otros elementos identitarios están implicados, como todo el mundo sabe, en el más agudo de los conflictos nacionales proseguidos tras la muerte de Franco."
La notoria etnicista Isabel Clara Simó ha defendido en numerosas ocasiones la cocina "nacional" catalana de la intromisión española:
"Ferran Adrià es un genio es la persona más internacional de los Països Catalans (...) Sobre Adrià hay fuerzas que actúan con un afán y una laboriosidad máximos (…) La constante españolización de su nombre y de su cocina. La prensa española se lo ha apropiado, lo ha hecho suyo, le ha abierto los brazos y se ha apoyado en él. No olvidemos que no hay cocina española internacional de este nivel (…) Con respecto a la cocina culta, en la Península hay algunos cocineros vascos y algunos catalanes (y contando mujeres cocineras, obviamente). Así pues cuando aparece un genio como Adrià, se le hispaniza deprisa y corriendo." (Publicado en Avui, 31.4.05)
Esta suerte de nacionalización culinaria también puede analizarse desde una óptica más izquierdista. Ignasi Riera, histórico de la izquierda catalana y nacionalista convencido, halla en los pucheros, como Ruscalleda, la raíz histórica de los supuestos “países catalanes”:
"El título del libro que tengo en frente: Thesaurus de la cuina catalana i occitana, con prólogo de Robert Lafont, la persona que más ha hecho por recordarnos que valencianos, menorquines, ibicencos, catalanes, andorranos e incluso mallorquines somos primos hermanos de los occitanos, hijos de una historia cultural mucho más sutil y jugosa que la marcada por las administraciones públicas que nos hablan de tres Estados y no sé cuántas comunidades históricas. Somos un país más grande del que nos creemos, marcados por una memoria de hambres seculares y por una búsqueda permanente de un paraíso al alcance: el de los cinco sentidos que conforman la memoria collectiva de un ágape compartido." (Publicado en Avui, 31.3.05)
El nacionalismo se encuentra en los pucheros tanto como en la queja prepolítica del victimismo identitario, en la instrumentalización de las lenguas tanto como en el pepino étnico.
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Más información en:
Gastronomía nacionalista: la hora del puchero identitario
Facultad de Ciencias Gastronómicas: el nacionalismo culinario
En cambio los secesionistas, liderados por el Partido Nacional Escocés, pretenden seguir viviendo a costa de la cháchara identitaria unos cuantos años más y piden que el referéndum que tantas veces han reclamado, se demore hasta 2014.
Curiosamente, esta es la misma fecha elegida por los secesionistas catalanes para proclamar unilateralmente la independencia de las cuatro provincias catalanas.
En la consulta que propone el Gobierno británico se establece que el referéndum será "legal, justo y decisivo", lo que significa que tendrá carácter vinculante. Y la pregunta será sencilla y clara: ¿quiere usted la independencia de Escocia, sí o no?
El resultado establecerá definitivamente la situación constitucional de Escocia para el futuro. Es decir, si ganan los secesionistas, Escocia se separará del Reino Unido y no habrá consultas posteriores para regresar. Y si pierden permanecerán unidos y no volverán a reclamar ulteriores referendos.
Cameron acaba de ganar por la mano a los secesionistas, que como los separatistas españoles lo son más de boquilla (o de bolsillo), que de otra cosa. Y pretende terminar con el permanente lloriqueo identitario que tanto destruye la convivencia y lastra el desarrollo de las naciones.
Dirán los partidarios de negar esta consulta en España que los nacionalistas no se conformarán con una derrota y volverán a la carga en el futuro. Convendría sin embargo fijarse en los problemas del presente y en los inmediatos y sus consecuencias (las del chantaje nacionalista), en lugar de plantear futuros que nadie conoce.
En la consulta escocesa ganará el no a la independencia, como sucedería en Cataluña o el País Vasco. Y eso va a suponer una derrota histórica y una descalificación monumental de los nacionalismos y el triunfo y la consolidación del unionismo.
Más información
Así se producirá la secesión de Cataluña
El secesionismo catalán considera una ventaja que gobierne el PP
Durante cincuenta años nos han estado engañando. Tal vez no todos, pero sí demasiados. Nos hablaban del estado de derecho, de la fortaleza de la democracia, se les llenaba la boca con rimbombantes frases y aparecían ante los telediarios tras cada muerto como si fueran los protagonistas de una película de John Ford. Pero al final ha prevalecido el gremialismo: entre los etarras y nuestra clase política no hay que pisarse la manguera.
Si de verdad creyeran que ETA es una organización terrorista, jamás hubieran montado el circo de ayer, 20 de octubre, día de la infamia. Porque con los terroristas el Estado se comporta igual que con los proxenetas, los ladrones de bancos o los traficantes de armas.Pero no. Para los dirigentes políticos de nuestra generación ETA es uno más, otro agente activo en el mundo de la actividad política. Y a la hora de la verdad ha prevalecido ese instinto gremial que padecen todas las profesiones: le han dado una palmadita en la espalda a los que, como ellos, se dedican a la política y pelillos a la mar, a formar grupo parlamentario y santas pascuas.
La relación del PSOE con ETA siempre ha sido corrupta. No hubo ayer sorpresas de ningún tipo. Los socialistas trataron primero de matar a tiro limpio a los etarras, luego intentaron comprarlos y finalmente se han rendido a cambio de ya veremos qué oscuros acuerdos para el futuro. Pero lo del PP ha sido distinto. Y muy doloroso. El Partido Popular ha sido el único que, desde el poder, se ha enfrentado con dignidad democrática y eficacia certera a ETA.
Hasta anoche.
La intervención de Mariano Rajoy sobre el comunicado de los asesinos legalizados me resultó repugnante desde el punto de vista político e indecente desde el punto de vista de la moral pública. Y su frase con respecto a que no se han hecho concesiones políticas a ETA, una bofetada.
Desde ayer el Partido Popular ha echado por tierra una impecable trayectoria de lucha antiterrorista. En este asunto ya no puedo distinguir entre Mariano Rajoy y Rodríguez Zapatero.
A partir de ahora nos queda el aislamiento. Nos vamos a convertir en los ultras, en el búnker. Sea. Decir describir honestamente los hechos y exigir moralidad al poder nunca ha proporcionado medallas.
Rajoy, Rubalcaba, Zapatero, dirigentes del PSOE, del PP, secretarios generales, ministros actuales y futuros, portavoces gubernamentales, cabezas de lista: escupiré sobre vuestras tumbas políticas.
Desde hace más de siete años, una de las ocupaciones más recurrentes de este sitio ha consistido en escudriñar lo que hay detrás del discurso oficial del PSOE.
La mayor parte de las 2881 entradas de BBS se centran en tratar de analizar el sustrato ideológico y la consecuente práctica política de la izquierda española y los nacionalismos, permítaseme la redundancia.Desde ayer, 17 de octubre de 2011, todo es más sencillo. El PSOE y toda la izquierda y los nacionalismos en pleno han compartido fangal con sus hermanos, la izquierda nacionalista que asesina, ETA.
En lo sucesivo no será necesario recurrir al pasado para demostrar cuál es el carácter de la izquierda española, que ha utilizado y defendido la democracia solo cuando ha podido controlarla, es decir, cuando ha gobernado, y ha arremetido contra ella, incluso con las armas, cuando ha perdido el poder.
Después de su conferencia de paz en San Sebastián ya no es necesario dedicar tantos recursos a recordar que el fin último del PSOE y sus socios es la destrucción de la cultura, la identidad y los vínculos afectivos que a todos nos unen (o nos unían antes de Zapatero/Rubalcaba).
No será preciso argumentar que, por la vía de la justificación del fin a través de los medios, la izquierda acaba convertida siempre en sinónimo de totalitarismo.
Sabíamos que esa es su verdadera esencia. Pero ya no hará falta que lo demostremos quienes tal afirmamos: ellos solitos con sus reuniones se bastan.
Desde el Pacto de San Sebastián de 1939, si no antes, entre la izquierda y los nacionalismos ha existido un acuerdo forjado con el hierro del interés común: la destrucción nacional.
Hoy unos y otros están a punto de conseguirlo. El proyecto de transformación/destrucción de la identidad nacional desarrollado por el PSOE de Zapatero y Rubalcaba ha conocido un notable éxito. Y la secesión se ha normalizado (“normalizado”) en nuestra vida pública hasta tal punto de que elegirla empieza a ser una opción tan común, o casi, como elegir las vacaciones en la playa o en la montaña.
Conocemos perfectamente lo que podemos esperar de la izquierda en relación con los nacionalismos: absoluta complicidad en el mejor de los casos (a menudo me pregunto por qué solo se procesa por colaboración con el nacionalismo armado a los batasunos y no al Partido Socialista de Euskadi). El problema con respecto a la derecha es más complicado. O más simple: la derecha no entiende el nacionalismo. La derecha política, por interés. La derecha sociológica, sus votantes tradicionales, por miedo e inseguridad.
La derecha ingenua y la derecha antipatriota
Desde los análisis de los periodistas más cercanos al PP a los comentarios de los oyentes en las tertulias de radios y televisiones no gubernamentales; desde los molestos mensajitos en pantalla que manchan de insultos a la inteligencia tantos debates televisivos, al libro que acaba de presentar como propio Mariano Rajoy; en todas partes el primer impulso de la derecha ante los nacionalismos adopta una doble respuesta errónea:
Ambas respuestas, las más comunes desde posiciones conservadoras y liberales, solo sirven para alimentar a la bestia. Porque el feroz rechazo a todo lo vasco o catalán, fruto del miedo y la poca seguridad ante las propias convicciones, es el argumento que mejor utiliza el secesionismo para aparecer como víctima. Pero sobre todo es la mayor traición a la patria de los que se quieren patriotas: no se ataca a los propios. Y en cuanto a las amables concesiones de la derecha política, nunca se han demostrado eficaces.
El PP manda exploradores al territorio enemigo
Rajoy prepara el terreno de su primera legislatura y empieza a hacer guiños a los nacionalistas que él considera moderados. Y de nuevo pone de manifiesto que el Partido Popular sigue sin entender un fenómeno tan genuinamente español como el nacionalismo:
Nunca ha existido un nacionalismo moderado. Los propios nacionalistas de una y otra región reconocen sin complejos que lo suyo es un estado de ánimo disfrazado de reivindicación que atraviesa distintas fases. Los catalanes, por ejemplo, sostienen que están todavía en una fase tranquila, de tira y afloja, y que ahora “no toca” otra cosa. Lo que significa que en posteriores fases, la tranquilidad será sustituida por otros procedimientos. En cuanto a los nacionalistas vascos, ya están en ellos. De ahí que si la represión de los etarras va acompañada de un diálogo con el nacionalismo “moderado”, el problema se eterniza. Dialogar con el supuesto nacionalismo moderado carece de sentido. Pero el PP se empeña en ignorar un hecho tan demostrado por la experiencia.
Las concesiones son inútiles. Si los defensores en la derecha de un entendimiento con los nacionalismos pudieran aportar un caso, una sola ocasión en que una cesión por su parte hubiera servido para algo positivo, valdría la pena seguir intentándolo. Pero ni una sola vez en el pasado ceder ante el nacionalismo ha dado los frutos. Al contrario, solo ha servido para alimentar a la bestia. Porque la esencia política de los nacionalismos es la deslealtad, algo lógico y hasta coherente con su propia (pseudo) ideología ya que su proyecto es exactamente el opuesto al de la derecha: la destrucción nacional.
El trabajo sucio
Ante la inminencia de su llegada al poder, el Partido Popular ha enviado exploradores al territorio enemigo por antonomasia. Alicia Sánchez Camacho y Antonio Basagoiti han hecho bien su trabajo. Sus posibilidades electorales han aumentado a base de tragar algunos sucios sapos servidos por los etnicistas de CiU en un caso, del PSOE vasco en el otro. Pero nunca llegarán al poder por ese camino, como demostrara Alejo Vidal-Quadras. Solo alivian el camino a Moncloa de su jefe de filas.
Para muchos eso es más que suficiente. Para los que ya no confiamos en más siglas que la libertad individual y la propia conciencia, la derecha se ha vuelto a arrodillar. Y se volverá a arrepentir de ello, como se arrepiente hoy Aznar. Solo que será de nuevo demasiado tarde. La bestia habrá crecido otro poco y todos estaremos más colgados del abismo.
La izquierda española se rinde ante los nacionalismos para sustituirlos y asegurarse así el poder perpetuo. La derecha termina arrodillada porque sigue empeñada en desconocer a su enemigo.
¿O finge desconocerlo?
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Más información en:
Los nacionalismos españoles, como los ciervos en la berrea, braman en cuanto huelen elecciones. Si son regionales o locales juegan al “y yo más”. Y si son nacionales, a la pura bravata, a ese chantaje propio de los barriobajeros de la Historia que parece haber sido inventado para ellos.
En la costa este, el nacionalismo habla de la “España excluyente” y del “genocidio lingüístico” al que, al parecer, está siendo sometida la ciudadanía. En la costa norte, el otro nacionalismo español agita un plan Ibarretxe al que ahora llaman plan Ados, nombre más propio de proyecto ollímpico que de camino a la secesión.
A los nacionalismos españoles no les preocupa en absoluto “la España excluyente”. Lo que les preocupa es la posibilidad de que se acabe el instrumento de chantajear y les quiten la llave de la caja.
Pero no han de inquietarse. En cuanto termine la función, gane el PP y pierda el PSOE, las cosas volverán a la normalidad. Es decir, ninguno de los dos partidos querrá pactar con el otro una reforma constitucional o, al menos, un ajuste del desmadre autonómico, ni tan siquiera una reforma de la ley electoral. Y Mariano Rajoy se dedicará, como todos, a engrasar la cerradura para que entre sin problemas la llave que a todos empobrece.
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En episodios anteriores:
Son seis. Y todavía siguen ocupando plaza en el Tribunal Constitucional. Junto a la dirección del PSOE, son los responsables de que ETA controla más de 100 ayuntamientos y se haya convertido de nuevo en el centro de la vida colectiva.
Diles que se vayan. Que agarren su conciencia y desaparezcan. Si no los echamos, seguirán decidiendo. Y después de legalizar a los hooligans de los responsables de casi 1.000 asesinatos, seguirán decidiendo sobre nuestras vidas.Dado que ya han demostrado el respeto que les merece la opinión mayoritaria de la sociedad, la Justicia, el bien común y el interés de la mayoría, cabe seguir esperando lo pero de estos seis personajes que emponzoñan, de la mano de Bildu-ETA, nuestro futuro y deterioran la ya penosa calidad de la democracia en España.
Dkiles que se larguen. Firma aquí para que les llegue claro y rotundo tu mensaje.
Más información en Bildu llama “presos políticos” a los asesinos etarras y pide su liberación.
No son solo dos nombres. Son sobre todo dos referencias políticas y éticas, dos ejemplos de lo que ha sucedido en nuestro país con la dignidad y el coraje gracias a la traición del Partido Socialista, cuya dirección ha consumado su pacto sangriento con los asesinos.
En Ondárroa los votos nulos fueron mayoría. Los nuevos cargos electos del PNV, IU, Aralar y EA en esa localidad vizcaína no se atrevieron a recoger sus actas de concejal. Solo Germán López Bravo, el candidato del Partido Popular, tuvo coraje y decencia y cumplió con su obligación.
La historia no es demasiado diferente en Lizarza. Un insigne cobarde nacionalista, Joseba Egibar, accedió a la alcaldía en 2003, tras la ilegalización de Batasuna, pero no se atrevió a enfrentarse a los etarras. Primero les ofreció puestos privilegiados en la corporación y como no logró un acuerdo con los terroristas, huyó del pueblo y no volvió a aparecer por allí.
En 2007 el PNV ni siquiera se atrevió a presentarse a las elecciones en Lizarza para no molestar a los etarras, que aparecían en aquella ocasión disfrazados de ANV. Así llegó a la alcaldía otra heroína de esas que solo aparecen en el País Vasco y solo de la mano del Partido Popular: Regina Otaola (A Self-Styled "Sheriff" Aims to Tame the Basque Country).
Después de las elecciones de este domingo, tras servir con valor, lealtad y honestidad y convertirse en ejemplo para toda la nación, Regina y Germán ya no están en Lizarza y Ondárroa. Entre tanto el Premio Príncipe de Asturias se lo dan a cualquiera que haya aparecido en Hola.
A estas dos personas a las que los ciudadanos tanto debemos les sustituye de nuevo el nacionalismo al que hicieron frente valientemente. Estamos ante el mayor “éxito” del Partido Socialista Obrero Español, que ha conseguido doblegar la razón, la Justicia, la libertad, las instituciones del Estado y la decencia, y ha entregado a los asesinos nacionalistas más de mil concejalías.
En panfleto etarra Gara escribía esta mañana que el suelo de Bildu-ETA “debiera estar en torno a los 200.000 votos y el techo en los 274.000”. Con el 98 % escrutado y gracias al Partido Socialista Obrero Español y a seis magistrados del Tribunal Constitucional (Pascual Sala, Pablo Pérez Tremps, Adela Asúa, Elisa Pérez Vera, Eugenio Gay, Luis Ortega), Bildu ha conseguido 313.231 votos.
El balance de esta jornada electoral es cruelmente sencillo y el jolgorio del Partido Popular no debería distraernos (cuántos traidores también en la dirección actual del PP vasco): hoy han ganado los asesinos gracias a sus cómplices, los traidores del Gobierno de la nación y de la dirección del PSOE.
Ahora nos dirán que empiezan las primarias de los socialistas, pero lo que en realidad empieza es más importante: ha llegado la hora de recoger las nueces. Y esta vez los recolectores no serán del PNV, sino del PSOE.
La argamasa que blinda el destino del PSOE, del PCE, Izquierda Unida y los grupos nacionalistas (armados o no) es el común objetivo de neutralizar la transición para poder reescribir la Historia, operación esta que les permitirá obtener el definitivo control de nuestra vida colectiva.
Hoy ETA y los ocupas de algunas otras plazas y calles coinciden en ese objetivo mostrando el ADN que comparte toda la izquierda y los nacionalismos españoles. ETA lo cuenta muy claramente hoy a través de un editorial del panfleto Gara:
“Los avances hacia una democracia en el Estado español le pondrían más fácil a Euskal Herria construir y desarrollar su propia democracia. Una «segunda transición» española allanaría el camino a la transición vasca hacia su soberanía y su reunificación territorial.”
En cuanto a los #15m, los #SpanishRevolution y los #acampadasol, la expresión es más torpe pero la intención, idéntica:
Sabíamos que el proyecto del PSOE, encarnado estos años por Zapatero y a partir de la semana próxima por su sucesor, había contaminado al resto de formaciones políticas (incluido el PP). Nos faltaba la evidencia de su solidez: miles de personas en toda España están siendo engañadas y manipuladas por un movimiento supuestamente no partidista y espontáneo que persigue exactamente sus mismos objetivos.
El Partido Popular depositará sus votos de apoyo al parche que promueve el PSOE en el Congreso de los Diputados. Y luego descubrirá que los socialistas le han engañado otra vez.
Pero además la reforma de la vigente ley electoral tampoco servirá para lo que creen en el PP que va a servir. Alardean los populares de que van a acabar con la presencia de ETA en las instituciones. Falso.
La reforma pactada y admitida a trámite ayer en el Congreso de los Diputados señala que cuando se detecte la presencia de listas contaminadas por ETA, los cargos electos tendrán 15 días para condenar la violencia. Si no lo hacen, perderán el acta. Si lo hacen, seguirán en la institución para la que fueron elegidos. ¿Pero qué es condenar la violencia?
Sabemos lo que el PSOE entiende por condenar la violencia. La política de privilegios penitenciarios a terroristas etarras que están aplicando hoy Zapatero y su partido se basa precisamente en su idea de condenar la violencia.
Con la actual reforma de la ley electoral, los Arnaldos Otegis expresarán su condena verbal a la violencia cuantas veces sea necesario. Sin el menor inconveniente. En realidad ya lo han hecho muchos de los más sanguinarios asesinos de ETA, y por eso reciben terceros grados penitenciarios. Lo ha hecho de facto el propio Otegi: no otra cosa es el mitin de Anoeta.
La reforma de la ley electoral es una reforma trampa. Otra más.
La reacción del Gobierno y del PSOE ante el comunicado de los asesinos anunciando una supuesta tregua es muy significativo. El Ejecutivo socialista no se ha pronunciado. A primera hora de la tarde comunicó que estaba en contacto con los partidos nacionales y los vascos. Desde entonces, silencio absoluto.
Zapatero está esperando una confirmación del comunicado, de su alcance y de quién está realmente detrás. Necesita saber con seguridad si esta es la señal que estaba esperando de ETA, tras sus muchas concesiones.Está tratando además de obtener el apoyo incondicional del PP, o al menos el compromiso de Mariano Rajoy de que no utilizará este asunto contra el Gobierno en un período cada vez más marcado por las inminentes elecciones regionales y locales y por el adelanto de las generales.
Si el todavía presidente del Gobierno logra la complicidad del PP y sus contactos, los mediadores internacionales, le confirman que ETA está dispuesta a olvidarse momentáneamente de matar a cambio de participar en las próximas elecciones, Zapatero tratará de vender a la ciudadanía que sus gestiones han tenido éxito y él es el político que ha logrado el fin del terrorismo en España.
Por ese motivo, lo único que se ha escuchado desde el PSOE en todo el día ha sido la irrelevante voz de Leire Pajìn, que se ha limitado a señalar la “insuficiencia” de la declaración de los asesinos.
Contrasta semejante mutismo con el monumental enfado de los socialistas vascos, que han dicho lo que toda la ciudadanía hubiera esperado oír de Zapatero si sus intenciones fueran rectas.
El presidente del Gobierno de los socialistas debería haber aparecido este mediodía por televisión para decir lo que esta tarde ha dicho Rodolfo Ares, el consejero de Interior del Gobierno regional vasco. No ha sido así porque Zapatero tiene demasiadas cosas que ocultar en este asunto.
Rodolfo Ares ha hablado del comunicado de ETA en términos de “fraudulento” y ha señalado que el Gobierno español y el vasco "no están en tregua" y “luchan con decisión contra ETA y contra quienes justifican a la banda”. Ha añadido que los terroristas enterraron las posibilidades de diálogo entre los cascotes de la T-4.
Zapatero ha perdido la oportunidad, otra más, para liderar la lucha por la libertad en España. Le hubiera ayudado a ello pronunciar las palabras que hemos escuchado de Rodolfo Ares:
“Este comunicado es absolutamente insuficiente porque los tiempos de las treguas han pasado y yo quiero hacer un llamamiento a los representantes de todos los partidos políticos democráticos, a los sindicatos, a los responsables institucionales para que no nos dejemos enredar por este anuncio.
Las treguas ya han pasado y lo único que la sociedad vasca espera de ETA es que anuncie que deja definitivamente la actividad terrorista.
ETA no sólo sigue sin adoptar ningún compromiso firme y creíble, sino que pretende, una vez más, erigirse en representante del pueblo vasco y tutelar la política vasca”.
Zapatero no ha dicho nada de todo esto. Y cuando aparezca ante las cámaras tampoco hablará en estos términos. No puede. Porque con quien está hablando es con los asesinos.
Mayor Oreja lleva meses denunciando la coincidencia de intereses
entre el gobierno de la crispación y ETA. Le han llamado de
todo, menos bonito. Y lo han hecho los que están negociando y también los propios.
Zapatero dijo que sus palabras eran “un gran disparate”. Ares, el consejero vasco de Interior, habló de “una indecencia, una irresponsabilidad.” Hernando, el portavoz del PSOE en la Comisión de Interior del Congreso, de “barbaridades, vilezas”. Blanco de llamó “miserable, irresponsable”. Pastor, portavoz del PSE, “enfermo, innoble, antidemocrático”. Y Pajín, “mentiroso”.
Aunque seguramente lo peor no procedía de las filas de la izquierda. Ante sus denuncias y sus análisis sobre las intenciones que el gobierno de Zapatero pudiera albergar, Rajoy se escabulló. Sáenz de Santamaría hizo lo posible por imitarle. Y Cospedal trató de dejarle con el trasero al aire (“No tenemos pruebas fehacientes de que eso se esté produciendo”).
En cuanto al PP en el País Vasco, su presidente, Antonio Basagoiti, ese hombre de lengua tan suelta, especialista en purgas, que acabó con cuantos no hacen reverencias a los nacionalistas del PNV o del PSOE (María San Gil, Santiago Abascal o Regina Otaola), despachó el asunto con su habitual ligereza proclamando que se fía más de Patxi López, el negociador del PSOE con ETA, que de Mayor Oreja:
“Me guío por los hechos. Yo no me fío ni me dejo de fiar de nadie, me guío por lo que veo y por lo que se hace.”
Hoy los populares andan nerviosos, buscando periodistas que recojan sus declaraciones: ¿qué está haciendo el Gobierno? ¿Dónde está De Juana? ¿Dónde Usabiaga? ¿Qué pasa con Iñaki de Rentería? ¿Por qué ya no quedan jerifaltes etarras en las cárceles?
La estupidez es peligrosa incluso en política. Pero mucho peor es la ruindad y la miseria moral.
“¿No será que el Cielo trata de conformar el ánimo de los vascos leales a la fe de la raza?”, decía uno de los dirigentes del nacionalismo vasco ante las apariciones de la Virgen. Hasta que el PNV se enteró de que la Señora hablaba en español y no decía ni una sola palabra de “euskadi”.
La delirante historia la cuenta hoy Religión en Libertad con motivo de la aparición del libro Los profetas de la piel de toro, de José María Sánchez de Toca. En un pueblo vasco de Ezquioga se produjeron a principios de los años 30 del pasado siglo una serie de apariciones de la Virgen.
Numerosos videntes decían recibir sus mensajes y la fama del lugar pronto se extendió, congregando a centenares de miles de personas, que procedían de todos los rincones de España.
Ante la notoriedad del asunto, el PNV decidió tomar cartas en el asunto y se interesó por los mensajes de la Virgen. Los nacionalistas querían saber cuál era la opinión de la Señora acerca de su incipiente invento, al que denominaron “euzkadi”. El chasco fue notorio: la Virgen se empeñaba en hablar en español y sobre España.
Así lo cuenta Luis del Real en Religión en Libertad:
“A partir de junio de 1931 varios vecinos de la localidad guipuzcoana de Ezquioga manifestaron ver a una señora vestida de blanco con un manto negro, corona de oro y tres estrellas luminosas, considerándola como la Virgen María. Pronto se propagó por Vascongadas y toda España esas apariciones. Se calcula que durante 1931 el pueblecito de Ezquioga tuvo una afluencia de público de más de un millón de personas ansiosas por conocer de primera mano los mensajes de la Virgen, que exhortaban, fundamentalmente, a la conversión, penitencia e intensa oración para salvar a España y al mundo, y evitar así futuros castigos.
Se calcula que «más de 70 videntes», según el obispo Múgica en sus informes a la Santa Sede, recibieron mensajes de la Virgen. Las visiones se producían al caer la tarde y durante o después del rezo del rosario. Los videntes entraban en extasis, de rodillas, y permanecían inmóviles e inmunes a cualquier pinchazo, quemadura o empujón que pudieran sufrir. Dictaban las visiones en vascuence o castellano, con naturalidad.
«Algo caído del Cielo»
Los dirigentes del PNV acogieron al principio estas «apariciones» como «algo caído del Cielo». Engracio Aranzadi, uno de los líderes del nacionalismo vasco escribía por esas fechas: «¿No será que el Cielo trata de conformar el ánimo de los vascos leales a la fe de la raza?». El «Euzkadi Buru Batzar» órgano del Partido Nacionalista Vasco, decidió salir de dudas y comisionar a tres miembros fieles a la causa para preguntar a la Virgen «qué tenía que decir a Euzkadi», según refiere José María Sánchez de Toca en su libro «Los profetas de la piel de toro» (Akrón). Los comisionados fueron a Ezquioga y le transmitieron a la vidente principal, la niña Benita Aguirre, esa inquietud «de los nacionalistas» para que se lo trasladara a la Virgen.
La Virgen habla en castellano
La respuesta de la Virgen fue en castellano. En otras ocasiones los videntes dictaban en vascuence los mensajes de la Señora, pero esta vez la Virgen sólo hablaba en castellano. Además, los mensajes eran claros: la Virgen había elegido Ezquioga porque «en ese momento allí estaba la mejor gente de España», aunque no siempre sería así; y que su mensaje era para toda España.
Los comisionados del PNV entraron en cierta depresión. Ni una sola alusión a «Euzkadi», ni rastro del vascuence en labios de la Señora, y varias menciones a España. Estaba claro que esas apariciones no eran «políticamente correctas» para los santones del nacionalismo vasco.
Los «gudaris» buscan destruir pruebas
De hecho, bien entrada la Guerra Civil, los «gudaris» (soldados del gobierno de «Euzkadi»), tenían orden de buscar los libros del Padre Amado Burguera, cuyo estudio «Los hechos de Ezquioga ante la razón y la fe», también conocido como «el libro negro de Ezquioga» por la éstetica de su portada, tenía una amplia documentación del fenómeno de esas apariciones guipuzcoanas a lo largo de sus 800 páginas, y, de alguna manera, era el estudio más serio y riguroso que podía ilustrar la veracidad de esas apariciones marianas.” (Cuando el PNV desacreditó las apariciones de Ezquioga porque la Virgen hablaba en castellano)
Echa a andar en San Sebastián la Facultad de Ciencias Gastronómicas, una iniciativa impulsada por un grupo de personas cuyo silencio ante ETA atruena desde hace décadas y con el apoyo del nacionalismo y de las instituciones públicas vascas, siempre prestas a desviar fondos.
Los cocineros que figuran en cabeza de la futura Facultad de Ciencias Gastronómicas son, entre otros, Juan Mari Arzak, Pedro Subijana, Martín Berasategui, Karlos Argiñano y Andoni Luis Aduriz.
Junto a los archiconocidos cocineros figuran en el grupo promotor de esta inciativa empresas vinculadas al grupo Mondragón y las instituciones regionales controladas por el nacionalismo, que se muestran dispuestas a desembolsar la cantidad de dinero público que sea necesaria porque, al parecer, en la región no hay urgencias educativas de mayor importancia. También el Ministerio de Ciencia e Innovación, a cuyo frente se encuentra una donostiarra, Cristina Garmendia, se ha interesado en el proyecto.
La relación de los comedores con el nacionalismo viene de antiguo, porque cualquier fe que se precie debe abarcar todos los ámbitos de la existencia, desde las embajadas hasta el fogón. El afán nacionalista por buscar señas de identidad hasta en la tortilla ha conducido a los teóricos del etnicismo a proponer curiosas exaltaciones del binomio patria-puchero.
El nacionalista profesor de la UPV Francisco Letamendia, notorio perseguidor de demócratas, contribuyó al restablecimiento de las señas de identidad euskaldunas y a la lucha por la liberación nacional de su imaginario pueblo con una impagable tesis sobre la cocina regional vasca:
La cocina, fruto gozoso de la larga relación de los hombres con su entorno físico mediante la cual convierten la necesidad fisiológica de alimentarse en cultura, constituye una seña esencial de identidad de los pueblos. La cocina es un factor cohesionador de todos los vascos. La cocina vasca se ha convertido en el emblema de la ‘gran cocina’ en la capital del reino. Puede verse en ello una prueba más de la debilidad de la revolución burguesa en España, que no ha podido impedir el acceso en los últimos veinte años al rango de ‘gastronomía dominante’ de la cocina de un territorio, el vasco, algunos de cuyos otros elementos identitarios están implicados, como todo el mundo sabe, en el más agudo de los conflictos nacionales proseguidos tras la muerte de Franco.
La tres estrellas Michelin Carme Ruscalleda está firmemente convencida de que con los cacharros puede demostrar la existencia de la "nación" catalana:
"Cataluña no es un invento; hay una lengua, una cocina. Por lo tanto, es una nación."(El Mundo, 4.1.06)
La notoria etnicista Isabel Clara Simó ha defendido en numerosas ocasiones la cocina "nacional" catalana de la intromisión española:
Ferran Adrià es un genio es la persona más internacional de los Països Catalans (...) Sobre Adrià hay fuerzas que actúan con un afán y una laboriosidad máximos (…) La constante españolización de su nombre y de su cocina. La prensa española se lo ha apropiado, lo ha hecho suyo, le ha abierto los brazos y se ha apoyado en él. No olvidemos que no hay cocina española internacional de este nivel (…) Con respecto a la cocina culta, en la Península hay algunos cocineros vascos y algunos catalanes (y contando mujeres cocineras, obviamente). Así pues cuando aparece un genio como Adrià, se le hispaniza deprisa y corriendo. (Publicado en Avui, 31.4.05)
Esta suerte de nacionalización culinaria también puede analizarse desde una óptica más izquierdista. Ignasi Riera, histórico de la izquierda catalana y nacionalista convencido, halla en los pucheros, como Ruscalleda, la raíz histórica de los supuestos “países catalanes”:
El título del libro que tengo en frente: Thesaurus de la cuina catalana i occitana, con prólogo de Robert Lafont, la persona que más ha hecho por recordarnos que valencianos, menorquines, ibicencos, catalanes, andorranos e incluso mallorquines somos primos germanos de los occitanos, hijos de una historia cultural mucho más sutil y jugosa que la marcada por las administraciones públicas que nos hablan de tres Estados y no sé cuántas comunidades históricas. Somos un país más grande del que nos creemos, marcados por una memoria de hambres seculares y por una búsqueda permanente de un paraíso al alcance: el de los cinco sentidos que conforman la memoria collectiva de un ágape compartido. (Publicado en Avui, 31.3.05)
La iniciativa se reduce de momento a las provincias vascas, pero a la vista de lo sucedido en ocasiones anteriores, veremos cuánto tardan el resto de gobiernos regionales en manos nacionalistas en crear sus propias facultades culinarias. Facultad de Ciencias Gastronómicas tiene la senda marcada. El nacionalismo se encuentra en los pucheros tanto como en la queja prepolítica del victimismo identitario, en la instrumentalización de las lenguas tanto como en el pepino étnico.
Carlos Almorza Arrieta, Pedrito de Andoain, el dirigente etarra responsable de la extorsión a los empresarios, ha sido puesto en libertad tras beneficiarse del acercamiento de presos al País Vasco, ordenado por el Gobierno.
Almorza Arrieta organizó y dirigió desde Francia la red del "impuesto revolucionario", el procedimiento que el nacionalismo armado utiliza para financiarse. No se trataba solo del cerebro del sistema de extorsión a los empresarios, también era quien recibía todo el dinero que por esta vía llegaba a la banda y se encargaba personalmente de la negociación con los empresarios chantajeados.
Al menos un empresario extorsionado cuando Almorza dirigía las finanzas de los nacionalistasa armados, Isidro Usabiaga, fue asesinado por la banda. Este industrial fue acribillado a balazos en verano de 1996, cuando regresaba a su casa tras asistir a las fiestas patronales de su localidad.
Pedrito de Andoain intervino asimismo en varios atentados contra las fuerzas de seguridad del Estado. En agosto de 1993, este etarra fue detenido en Francia tras la desarticulación de la red de extorsión de ETA.
Tras cumplir condena en Francia, Pedrito de Andoain fue extraditado a España, donde solo se le ha podido juzgar por los delitos contemplados en la concesión de la extradición, con lo que las víctimas del terrorismo han sido de nuevo burladas. En nuestro país este etarra ha cumplido tan solo 8 años de cárcel.
Las instituciones regidas por nacionalistas animan a una suerte de insumisión lingüística. Desde el gobierno regional vasco se propone al ciudadano no pagar las facturas de las compañías eléctricas y de gas si no están escritas en la lengua obligatoria.
En las autonomías gobernadas por nacionalistas, la imposición no se agota en las empresas privadas, a las que se "aconseja" adherirse a compromisos lingüísticos, sino que llega hasta cada uno de sus ciudadanos, a los que se insta al impago de facturas en español.
Una de las actividades de Kontseilua, el organismo vasco encargado de "acelerar el proceso de normalización del euskara", es el llamado “compromiso con el euskara”.
El mencionado compromiso se concreta en un documento mediante el cual el adepto ingresa en la fe lingüística obligatoria. Se trata de un texto inofensivo de puro naif, si no fuera porque de la mano de los nacionalistas, la trampa (y la agresión) viene a la hora de aplicar las normas, que suelen estar formuladas con cuidadosa asepsia. Si no fuera una norma dictada por quienes han expresado públicamente su voluntad de erradicar el castellano, este catecismo del “euskara” sería incluso asumible por cualquier ciudadano de bien, amante de todo tipo de manifestaciones culturales.
Estos son los mandamientos del “euskara” a los que se deben adherir quienes quieran profesar el credo étnico-lingüístico que promueve y subvenciona el tripartito vasco:
- Aprenderé euskara.
- Mejoraré mi nivel de euskara.
- Utilizaré el euskara en bares, en la cuadrilla, en las tiendas, en casa, en la asociación, en el trabajo…
- Mi primera palabra será en euskara al dirigirme a cualquier institución, asociación o empresa.
- Al hablar por teléfono mi primera palabra será en euskara.
- La primera palabra del contestador del teléfono de mi casa será en euskara.
- Los mensajes que envíe a mis amistades , tanto del móvil como del ordenador, serán en euskara.
- Utilizaré algo que me identifique como euskaldun.
- Educaré a mis hijos e hijas en el modelo D [en vasco].
- Garantizaré la presencia del euskara en todas las asociaciones y grupos en los que participe.
- Utilizaré los topónimos y los nombres de las calles en euskara,
- Realizaré los estudios en euskara, si existe la opción.
- Realizaré los exámenes y trabajos en euskara.
- En caso de leer algún libro de la literatura universal lo haré en euskara.
- Daré preferencia y compraré los productos culturales euskaldunes y sus versiones originales.
- Consumiré medios de comunicación euskaldunes (diarios, radios, sitios web, revistas, televisión…)
- Me suscribiré a algún producto de la prensa escrita en euskara.
- En el caso de las películas dobladas optaré por la versión en euskara.
- Daré preferencia a los programas informáticos en euskara.
- Daré preferencia a las empresas que ofertan servicio en euskara, han acometido algún plan de normalización o disponen del Certificado Bai Euskarari [lo expiden ellos mismos, los responsables de Kontseilua].
- Solicitaré pólizas de seguro, actas y documentos de la comunidad de vecinos, contratos y recibos del gas, electricidad o servicio de aguas en euskara.
- Solicitaré el envío de las facturas en euskara.
- No pagaré las facturas que sólo reciba en castellano.
- En igualdad de condiciones, optaré por los productos etiquetados en euskara.
- No firmaré documentos que sólo estén en castellano.
- Pediré los contratos y las nóminas en euskara.
- Utilizaré el euskara ante la Administración pública.
- No aceptaré traductor en la Administración de justicia.
- Comunicaré a Behatokia las violaciones de los derechos lingüísticos. (www.behatokia.org o 902 194 332)
Para que esta adhesión lingüística sea válida, el adepto debe entrar en la página de su compromiso personal con el “euskara”, que obviamente se llama Nire compromisoa (¡Mi compromiso!), y una vez ahí, tiene que marcar las casillas correspondientes a cada uno de los mandamientos. Luego añade su nombre, dirección, teléfono y e-mail, y lo envía a estos vigilantes de la ortodoxia étnico-lingüística.
El dirigente del PP, Antonio Basagoiti, ha apelado al concierto económico como instrumento eficaz para combatir la crisis económica en la región.
En el curso de un acto con empresarios vascos, Antonio Basagoiti habló de "exprimir" las posibilidades que ofrece en concierto económico para paliar los efectos de la crisis económica. No es la primera vez que se alude al concierto económico como motor de la prosperidad económica.
Las afirmaciones de Basagoiti no son muy distintas a las de Pasqual Maragall, que en la primera legislatura del tripartito catalán reclamaba para la región un trato igual para alcanzar niveles similares de riqueza.
El concierto permite a las haciendas forales recaudar los impuestos en la región y luego ingresar en las cuentas del Estado el porcentaje (el cupo) de esa recaudación que supuestamente equivaldría a los gastos originados por las competencias no asumidas por el País Vasco, y de las que se encarga la administración central. El cupo se destina asimismo al Fondo de Compensación, que debe corregir los desequilibrios económicos interterritoriales en nuestro país.
El concierto supone que en el País Vasco se tributa como si la renta media de los ciudadanos de la región fuera igual que la renta media del conjunto de la nación. En la práctica este sistema fiscal significa que en algunos lugares de nuestro país (País Vasco y Navarra) se establece la contribución con independencia de los ingresos. Y hasta cierto punto, también significa que son los territorios los que tributan, y no las personas.
Según los cálculos del profesor Mikel Buesa, el País Vasco se benefició el pasado año (dejó de ingresar en la caja común del Estado) de más de 2.000 millones de euros gracias al concierto económico. Y Navarra, de 544 millones. Por otro lado, el cálculo del cupo desemboca cada año en una negociación que suele ser tempestuosa y que sirve para que los nacionalistas obtengan privilegios adicionales del partido que en cada momento gobierna la nación.
Ningún partido de estas dos regiones, ni sus organizaciones empresariales, ni sus sindicatos se muestran críticos con un concierto económico que permite mantener unos niveles de servicios a la cabeza de toda la nación. Y lo mismo sucede con muchos ciudadanos. En cuanto a los nacionalistas, el concierto es un vestigio del franquismo que se ha conservado y que nunca han cuestionado a pesar de su origen.
Pero el procedimiento ha generado no pocas tensiones de distinto signo. Por un lado, la existencia del concierto y del correspondiente cupo no respeta los principios constitucionales de progresividad, igualdad y solidaridad. Por otro, desde el nacionalismo catalán se ha utilizado el concierto como agravio comparativo y para reclamar un trato igual en la financiación regional.
Un trato igual, pero no extensivo al resto de regiones. Frente a ello, desde formaciones como UPyD se ha cuestionado la equidad del procedimiento. Si todas las regiones gozaran de un sistema similar al de las haciendas forales, el PIB de nuestro país habría caído en 2007 un 3,6%.