¿En qué se gastan el dinero de los ciudadanos los gobiernos nacionalistas?
Enormes cantidades no se destinan a la creación de riqueza, ni a la protección social de los más desfavorecidos, algo que encajaría con su supuesta ideología izquierdista. Una parte importante de los presupuestos de las comunidades "históricas" va a parar a la publicidad de la lengua que se presenta como única y propia del territorio correspondiente.
El catalán y el vasco reciben enormes sumas de dinero público para sostener campañas publicitarias, para pagar directa o indirectamente ediciones de libros que no lee nadie, o para doblar películas a esos idiomas. El argumento fundamental es que el castellano hace lo mismo y además esas lenguas están en inferioridad de condiciones. Curioso criterio frente a campañas como la que acaba de arrancar en Cataluña y que pretende darle cuerda al catalán, tal vez después de constatar que no hay manera de que ande.
¿Por qué, antes de soltar dinero que se podría emplear en otras cosas, los nacionalistas no se preguntan los motivos por los cuales 30 años después de reconocimientos e inmersiones, las supuestas lenguas "propias" (esto es, únicas) siguen sin andar?
Xavier Pericay escribe a propósito de las últimas proezas económicas de las subvenciones lingüísticas:
1. El tripartito ya tiene réplica literaria. Los escritores Xavier Bru de Sala, Julià de Jódar y Miquel de Palol acaban de publicar un libro excepcional. Se llama «Fot-li, que som catalans!» y reúne, al parecer, textos en prosa y en verso sobre los catalanes y su circunstancia. La presente, porque a los autores de la obra lo que les preocupa, afirman, es el presente. Huelga decir que lo excepcional no es que tres se junten y escriban un libro. Y menos aún que se lo publiquen. Y menos aún que se lo publiquen siendo, como parece ser el caso -la prensa ha publicado algunos extractos-, un compendio de jaculatorias patrióticas, o sea, un bodrio. No, lo excepcional es la portada. Porque en la portada los tres escritores prepositivos salen desnudos. Sí, ya sé que en la foto se cubren las vergüenzas. Pero da igual; enseñan todo lo demás, que no es poco. Durante el reinado de Pujol no recuerdo ningún caso semejante. Y eso que la literatura catalana alcanzó entonces niveles de obscenidad considerables. Ahora sólo falta que, encima, la obra sea subvencionada por la administración tripartita.
2. Todo dependerá de la tirada. Si se halla entre 1.100 y 3.500 ejemplares, el libro -suponiendo que no disponga ya de subvención- podrá beneficiarse de la nueva modalidad de ayuda a la edición anunciada esta misma semana por el departamento de Cultura de la Generalitat. Y es que se acabó el «suport genèric», ese invento asistencial del pujolismo que consistía en comprar entre 300 y 400 ejemplares del total de la tirada de casi cada libro editado en catalán. El resultado a la vista está: en los almacenes autonómicos se amontonan hoy en día más de 200.000 cadáveres. Teniendo en cuenta el número de obras de esta clase publicadas en veinte largos años y su deficiente distribución en las bibliotecas del país, no parece que la cifra sea desorbitada. Claro que no todos los ejemplares que no llegaron a la bibliotecas terminaron necesariamente en el almacén: muchos fueron distribuidos entre entidades diversas o formaron parte de los regalos que la Generalitat hizo a sus funcionarios. El caso es que el proceso de exhumación e identificación de los restos almacenados está en marcha. La administración distingue dos tipos de cadáveres: los obsoletos y los recuperables. Los segundos los manda a las bibliotecas; con los primeros no dice qué hace, aunque mucho me temo que, en vez de volverlos a enterrar, los incinera. La falta de espacio, sin duda. Sea como sea, la noticia no está sólo en el cambio de modalidad asistencial, sino también en el incremento de la partida destinada al efecto: 3,2 millones de euros para 2005, un 60% más que el año anterior. ¿Hasta cuándo?
3. Seguramente hasta siempre. A la criatura no hay quien la destete. Le ha tomado gusto. La lengua, claro. Y, además, por si no bastara con las labores de mantenimiento, este lunes supimos que también van a emprenderse labores de promoción, y con un presupuesto casi idéntico: 3,195 millones. Se trata de una nueva campaña para impulsar el uso del catalán. Según los responsables de Política Lingüística del tripartito, la campaña tiene un alcance global, lo que significa que sus efectos los vamos a notar todos y en todas partes. Vaya, que no hay escapatoria posible. Los mensajes, por cierto, no tienen desperdicio: «Per començar, parla en català», «Parla sense vergonya» y «Parla amb llibertat». De lo más original. Pero eso no es nada comparado con el lema, «Dóna corda al català», y su concreción en 50.000 bocas saltarinas a las que el personal deberá dar cuerda si quiere que salten. Dejando a un lado el mal gusto en el diseño -la boca de marras es como uno de esos moldes que los dentistas tienen en sus consultas-, la simple idea de dar cuerda a algo cuando ya ni siquiera la mayoría de los objetos mecánicos funcionan así demuestra sin lugar a dudas la adecuación del lema de la campaña a los tiempos presentes.
Esto es, queridos lectores, lo que ha dado de sí la semana catalana: 6,4 millones para la criatura consentida. Para que luego digan que este Gobierno no gobierna. ¡Ah, y «Fot-li, que som catalans!» (Xavier Pericay, Noticias de Cataluña).