"Para cualquiera que se asome a la realidad sin prejuicios es un hecho que la lengua propia del País Vasco, entendiendo por tal la lengua usual de la mayoría de sus habitantes, es el español o castellano."
El castellano es la lengua propia del País Vasco, como lo es de Cataluña o Galicia. Tanto como el vasco, el catalán o el gallego. Aunque los partidos nacionalistas de esas regiones le hayan declarado la guerra. El caso de los profesores vascos es emblemático.
Iñaki Ezquerra analiza la situación de estos profesores:
"Un demócrata no es el que se pasa todo el día hablando contra Franco, que ya está muerto, ni llamando 'facha' a todo el que no piensa como él, sino aquél a quien se le hace insoportable la idea de que su paisano no tenga sus mismos derechos, de que sea humillado en su vida laboral, su capacidad profesional, su libertad de expresión, su identidad cultural, su integridad física Es alguien que experimenta una violencia insufrible al ver que el otro pierde un puesto de trabajo o teme perderlo, pierde la vida o teme perderla, pierde su espontaneidad al opinar o debe hacer un descomunal ejercicio de valor para no perderla." (Iñaki Ezquerra, Profes)
En cuanto a la consideración del castellano como lengua propia del País Vasco, Carlos Martínez Gorriarán escribe:
"Para cualquiera que se asome a la realidad sin prejuicios es un hecho que la lengua propia del País Vasco, entendiendo por tal la lengua usual de la mayoría de sus habitantes, es el español o castellano. El euskera, declarado «lengua propia» y cooficial por el Estatuto de Gernika, es una lengua de gran importancia simbólica en tanto que signo de particularidad identitaria, y por tanto política, pero de mucha menor relevancia social. ¿Hay que cambiar esa situación? Tanto en Euskadi como en Cataluña, Galicia, Valencia y Baleares se consideró, nefasta concesión autonomista, que era necesario enmendar la realidad social convirtiendo las lenguas vernáculas en indispensables para conseguir trabajo en la Administración autonómica. Y, como siempre, el nacionalismo quería ir mucho más lejos, hasta erradicar el bilingüismo. Se han dedicado enormes recursos a invertir la situación lingüística bajo el pretexto de reparar una presunta injusticia histórica, siempre a costa de la justicia del presente.
"Este atropello puede imponerse en dominios como la educación, donde el poder nacionalista es casi ilimitado. ¿El resultado?: la conversión del euskera -y del catalán, el gallego, etcétera- en lengua del poder y del apartheid. ¿Las víctimas?: decenas de miles de alumnos intoxicados de burricie etnicista, y algunos centenares de profesores privados de los derechos laborales más elementales y de toda dignidad profesional. Nada menos que 157 de ellos, muchos con más de 15 años de experiencia docente, están a punto de ir al paro y a la nada por desentonar con las políticas normalizadoras del Gobierno vasco. La supuesta lengua propia ha degenerado en lengua del apartheid, de la miseria intelectual y la tiranía política. Pero claro, este desastre debe ocultarse cuidadosamente. Por eso una Ertzaintza de república bananera prohíbe a políticos y sindicalistas que se solidaricen con los profesores que protestan encerrados en el instituto Bertendona de Bilbao. Es inútil esperar comprensión de los nacionalistas. La pregunta es otra: ¿qué piensan hacer el Gobierno de España y las otras instituciones del Estado para defender los legítimos derechos de los ciudadanos españoles atropellados por la arbitrariedad nacionalista? Pregunta, parece, que se repetirá a menudo en los próximos meses. Tanto en el Carmelo de Barcelona como en el instituto bilbaíno de Bertandona. Al tiempo." (Carlos Martínez Gorriarán, El euskera del apartheid)