Con su manía persecutoria a cuestas, los nacionalismos ven enemigos por todas partes y se sienten acosados, desde la izquierda a la derecha, por todo el espectro ideológico.
Hagan lo que hagan gobiernos y partidos por aproximar posiciones con el nacionalismo, el resultado final siempre eses mismo. El recelo, la desconfianza y la más descarada deslealtad constituyen siempre la respuesta de los nacionalismos con independencia del interlocutor que, en cada momento, tengan enfrente.
José F. Rodríguez Lin publica este texto, titulado La jauría humana, en el órgano oficial del PNV:
Y no me refiero al filme protagonizado por Marlon Brando en el año 1966. Empezó la Iglesia romana arengando a sus huestes. Esa Iglesia, que ha olvidado el Evangelio, y que, para no perder sus privilegios, hace unas declaraciones, a través del portavoz de la Conferencia Episcopal Española, dignas del mejor político de la oposición: Es moralmente inaceptable, insolidario y excluyente... (sic), refiriéndose al Plan Ibarretxe. Menos mal que lo citó expresamente, por que si no, cualquiera pudiese pensar que se refería a la separación de Ceuta y Melilla de Marruecos.
Le siguieron los falangistas fieles a la doctrina de aquel ‘‘Santo Varón’’ al que los anteriores dignatarios de la Iglesia, paseaban bajo palio, los que tributaron un recibimiento especial al presidente del Parlamento vasco, Sr. Atutxa, el día que fue a entregar al Congreso Español el nuevo Estatuto Político vasco. Y es que el campo ya estaba abonado.
Continuaron los que representaban a la extrema derecha el día de la manifestación de la Asociación de Victimas del Terrorismo en Madrid aprovechando la coyuntura y el mensaje. Esta vez, contra sus propios socios en el frente español, tal vez pensando que no son los suficientemente hostiles contra el proceso vasco. Están rabiosos, ávidos de dictadura se comportan como una jauría humana.- Y mientras tanto el PSOE, otrora rojos y aliados en la República contra el fascismo, son ahora rehenes de la derecha de siempre (disfrazada por circunstancia), los que están haciendo el caldo gordo para que todas estas facciones campen a sus anchas por esta España quijotesca.
Y junto al supuesto todos contra los nacionalismos, la imposición permanente: siempre son los otros, España, los demás partidos, quienes imponen su voluntad sobre los pobres nacionalistas. Ángel Aldalur Plazaola escribe, también en Deia, Predicar en el desierto:
Los Sres. Zapatero y Rajoy en una decisión tomada de antemano y amparándose en unas leyes escritas y diseñadas por y para ellos, cerraron sus mentes y taponaron sus oídos negándose a escuchar la voz de un pueblo que clama por no dejarse mangonear nunca jamás por quienes dicen respetar las leyes y las incumplen con total descaro y arrogancia.