Sí. Rotundamente sí, según el nacionalismo. La valía de los profesores se mide en el País Vasco en primer lugar por su conocimiento del vasco.
Luego vienen las otras cosas, su rendimiento profesional, su antiguedad, méritos, etc. Por eso 157 profesores terminan en la calle en el País Vasco. No dominan una lengua que conoce un porcentaje mínimo de la población:
"María Antonia relata cómo había conseguido entrar en esa lista de estabilidad, de la que ahora la han expulsado, hace un año, cuando ya tiene 45. Terminó la carrera en el curso 82-83 y durante siete años esperó a conseguir una plaza, cuando por delante de ella pasaban, para plazas en castellano, profesores que acreditaban conocimiento del euskera. Hasta ahora ha estado de centro en centro y aunque se ha presentado a las tres oposiciones para la enseñanza pública que se han convocado, en la primera le faltaban puntos y a partir de la segunda no se convocaban ya plazas en castellano. Curiosamente, hasta las plazas para enseñar inglés en la Escuela Oficial de Idiomas tienen adjudicado el perfil lingüístico dos de conocimiento de euskera." (Maestros de primera, vascos de segunda)
El problema de la lengua en la enseñanza, común al País Vasco y a Cataluña, pone en evidencia las contradicciones de un sistema autonómico que está siendo utilizado por los nacionalismos para lograr un salto hacia el secesionismo más o menos disimulado. En ambas regiones todos los ciudadanos dominan una lengua y algunos, una minoría, también utiliza una segunda lengua. Sin embargo se considera que la lengua minoritaria es la propia y exclusiva y por ello se marginan los derechos de quienes se expresan en castellano.
No se trata de erradicar ninguna lengua minoritaria, ni de favorecer la mayoritaria, sino de cumplir la ley, que sitúa a los hablantes de ambas en igualdad de derechos. Los tópicos de la persecución de las lenguas minoritarias, que se utilizan para justificar el comportamiento cuasi totalitario actual de los gobiernos nacionalistas, están trasnochados y no se corresponden con la realidad. El caso de los maestros vascos es otra etapa más en esta carrera nacionalista hacia la negación de los derechos de la mayoría.