Mientras en el Parlamento se aprueba, como es lógico, que se puedan utilizar las lenguas cooficiales, en el Gobierno autonómico catalán se rechaza a dos personas por tener acento castellano en unas pruebas de selección de personal.
La DGT catalana, dependiente de la consejera Tura, ha organizado unas pruebas para seleccionar personal destinado a sus dependencias. En el curso de estas pruebas se ha rechazado a dos de las candidatas por causa de su acento castellano.
Se trataba de un proceso de selección para una plaza temporal de telefonista en el Servei Català de Trànsit y se llevaron a cabo ocho entrevistas con los candidatos seleccionados.
Los seleccionadores de este organismo de la Generalidad catalana señalaron que, en el caso de dos de las candidatas seleccionadas, "el marcado acento castellanohablante" impedía su acceso al puesto de trabajo.
El director del SCT, Rafael Olmos, se ha defendido argumentando que una de las candidatas había rechazado el puesto de trabajo porque, de aceptarlo, perdía una ayuda familiar que estaba recibiendo.