El sistema de delación implantado por los partidos políticos catalanes y sufragado con dinero público sigue cobrándose víctimas. La última, una firma comercial, Miguel Torres, los prestigiosos y galardonados elaboradores de vinos.
Si los nacionalistas catalanes supieran algo acerca de la región en la que viven y a la que están hundiendo, jamás se hubieran atrevido a delatar a Miguel Torres.
Esta empresa del Panadés fundada hace más de cien años es la responsable del auge comercial del sector vinícola catalán. Fueron pioneros en la producción de vinos de calidad en Cataluña y en la conquista de nuevos mercados en el exterior y elaboran algunas de las marcas más premiadas y apreciadas en Europa y América.
Con su trabajo pionero, Torres cimentó el prestigio de los vinos del Panadés en el extranjero. En algunos países europeos y americanos, las primeras botellas de vino de calidad procedente de España que se descorcharon allá por los años 60 y 70 fueron precisamente las de Torres, que abrieron mercados hasta entonces reservados a franceses e italianos.
Sin embargo los Torres son traidores a los ojos de quienes han organizado la caza de brujas que vive Cataluña hoy:
“M. Torres es el único productor catalán que aparece en el listado de los 30 productos más presentes en superficies de libre servicio que tiene vinos fuera de la ley. Por eso es por lo que la organización ha presentado dos denuncias oficiales ante la Agencia Catalana del Consumo para que se emitan las correspondientes sanciones.”
El texto pertenece a la organización delatora, la Plataforma per la Llengua, organismo que se mantiene gracias al dinero que recibe de las instituciones y que se dedica a delatar a quienes están “fuera de la ley”, según expresión que suelen manejar en sus comunicados.
Ahora los que, según estos majaderos, están “fuera de la ley” son los vinos y brandies de las bodegas Torres, que han cometido el gravísimo pecado de estar etiquetados en español.
Por fortuna han pasado los días siniestros del boicot a los productos catalanes. Por si alguien está tentado a volver a las andadas, no está mal recordar la actividad de organizaciones como la aludida Plataforma per la Llengua, principal impulsora en Cataluña del boicot a quienes no se pliegan a su chantaje lingüístico. Un chantaje que no sería posible sin la complicidad activa y el amparo de las instituciones regionales, con la Generalidad a la cabeza.