Cada vez somos más. Y hacemos más ruido. Somos cada día más los que nos planteamos que, efectivamente, urge una reforma constitucional y algo más: una buena reforma electoral.
Que lo digamos nosotros no tiene, hoy por hoy, excesiva importancia. Que lo empiecen a decir en los grandes partidos políticos suena a música celestial.
Hace unos pocos meses, Mariano Rajoy propuso una serie de medidas para acordar con el Partido Socialista. Entre ellas figuraban el establecimiento claro de las competencias exclusivas del Estado, la recuperación de algunas de esas competencias transferidas y la reforma electoral. Por supuesto, el español mayor de 18 años que vive en Moncloa se apresuró a tachar la propuesta de extrema derecha y el asunto se zanjó por parte del PSOE sin un solo argumento.
Frente a ello, algunos socialistas alzan la voz. Joaquín Leguina lleva una temporada sin moderse la lengua:
"Yo lo que me pregunto es por qué no se les ha exigido a los nacionalistas que sean leales con la Constitución, que les da muchas ventajas, y que si no son leales, por qué no cambiamos la ley electoral y vamos a otro escenario. Yo lo que achaco al presidente del Gobierno es que ha abierto un melón que no lleva a buen puerto, que afecta a la estructura del Estado."Abrir este melón, además sin contrapartida, porque los nacionalistas no se han comprometido a nada a cambio de esos nuevos estatutos. Siguen sin dar seguridad alguna -salvo la de sostener un Gobierno- de ser leales con la nueva estructura e insisten en el agravio comparativo. Y hemos llegado al extremo de que hasta los que dicen no ser nacionalistas consideran que criticar cualquier cosa de lo que ocurre en Cataluña es ser anticatalán." Joaquín Leguina: «Zapatero ha abierto el melón del Estado sin saber a dónde vamos».
Lástima que no exista democracia en los partidos españoles. Lástima que nuestras formaciones políticas no hayan hecho su particular transición y sigan funcionando con criterios absolutamente franquistas. O estalinistas, que viene a ser lo mismo:
“Yo he estado defendiendo la disciplina de voto y ahora, cuando me toca a mí sufrir las consecuencias, no me puedo volver atrás. Tampoco creo que sea positivo para el sistema, mire lo que pasa en Italia. Hay que aguantar y decir lo que cada uno piensa.”
Algo es algo. Seguirán tragando quina, como cuando votaron el estatuto catalán entre grandes gestos… de mudo rechazo, pero al menos hablan. Aunque no deja de resultar tristísimo contemplar cómo se renuncia al buen gobierno y al interés general de los ciudadanos en nombre de “la disciplina de voto”. Cuánta razón tiene César Alonso de los Ríos cuando denuncia que para los socialistas la patria es el partido.
¿Se dan cuenta estos socialistas críticos de que, con su actitud, enseñan a los nacionalistas que su deslealtad tiene premio?