Nada sabemos ya acerca de los orígenes comunes de los pueblos que nacimos al mundo como una comunidad que usaba una misma lengua franca y creía en un mismo Dios. Y que trasladamos ambos elementos a buena parte del Planeta.
Como también desconocemos que Europa es la historia de la conquista de la libertad y de la naturaleza por el hombre.
Sólo la ignorancia acerca de nuestra propia identidad y de nuestra cultura explica que se estén introduciendo en Europa las más abyectas prácticas. Por ejemplo, considerar que el marido puede anular su matrimonio si descubre que su mujer no ha llegado virgen al matrimonio. (Más en Una civilización de que rinde)