“La creación de puestos de trabajo, sin mano de obra autóctona disponible, con la consiguiente inmigración que esto comporta, es el camino seguro para difuminar nuestra identidad.”
Hace unos días el gobierno regional vasco aprobaba el reglamento del Instituto Vasco Etxepare, un remedo en nacionalista del Instituto Cervantes que pagarán todos los españoles que viven en las provincias vascas. Por las mismas fechas, el gobierno regional catalán destinaba casi un millón de euros a la enseñanza del catalán para los inmigrantes.
La pulsión racista de los nacionalismos españoles no se basa, como sucedió en otras épocas y en otras naciones, en la raza. Sería demasiado grosero para quien pretende pasar por democrático y progresista. Nuestros nacionalistas cifran la diferencia étnica en otras características: la cultura y sobre todo la lengua. Y justifican su comportamiento racista en los supuestos riesgos de un inexistente genocidio cultural y de una suerte de revancha histórica.
“La creación de puestos de trabajo, sin mano de obra autóctona disponible, con la consiguiente inmigración que esto comporta, es el camino seguro para difuminar nuestra identidad.” Ramon Figueras, Invasió pacífica (Avui 4.6.05)
En el País Vasco la labor de proselitismo racial corrió a cargo de los sectores más reaccionarios de la sociedad, agrupados bajo las siglas fundadas por el poco recomendable Sabino Arana. En Cataluña la propagación de la xenofobia nacionalista estuvo encomendada a la izquierda, primero la comunista del PSUC & friends, más tarde la socialista que convergió en el PSOE. Josep Maria Àlvarez, secretario general de la UGT de Cataluña:
"La terminología identitaria va en paralelo a los derechos sociales" (El Periódico, 5.6.06)
El resultado, fuera cual fuera el origen ideológico del primer racismo lingüístico, ha sido siempre el mismo: el recelo frente al otro, el consiguiente rechazo y la posterior coacción. En cuanto a la muy progresista relación entre derechos sociales y terminología identitaria, no hay más que echar un vistazo al florido jardín de las barbaridades étnicas de los nacionalismos españoles.
El rechazo al que no habla la lengua regional viene de antiguo. Primero fueron los ciudadanos españoles procedentes de otras regiones. Marta Ferrusola, esposa de Jordi Pujol, ha explicado en varias ocasiones la anécdota de sus hijos jugando en el parque de su barrio, hace algunos años. Los niños volvían a veces llorando:
"No puedo jugar, mamá, todos los niños son castellanos."
Hoy el rechazo étnico se produce desde el nacionalismo en relación con los inmigrantes. Aunque en las últimas semanas, y con la excusa de esa impresentable operación del PSOE consistente en publicar unos balances contables que no sirven más que para alimentar a la bestia (parece que esta es la razón de ser de los socialistas hoy en España), ha vuelto con fuerza el rechazo de carácter racial a los españoles procedentes de otras regiones.
El español es la lengua abrumadoramente mayoritaria de los ciudadanos que viven en las provincias vascas, gallegas, valencianas, catalanas, en Baleares y en Navarra. El Quijote es la obra literaria más traducida al catalán, con treinta versiones hasta el momento. Sin embargo los castellanohablantes en esas regiones ven sus derechos reducidos cada día un poco más, mientras los gobiernos regionales retiran de la inversión productiva ingentes cantidades de dinero que emplean en tratar de erradicar de esas provincias el uso de la lengua común. Solo en Cataluña, casi un millón de euros han sido destinados por el gobierno regional a enseñar la lengua catalana a los inmigrantes en lo que llevamos de 2008. Buena parte de esos inmigrantes proceden de la América hispana.
Con las enormes y cada día mayores cantidades de dinero destinadas a la erradicación del español en España, los nacionalistas podrían asumir gastos cuyas competencias tienen transferidas, pero para las que solicitan más dinero del Estado, desde la sanidad regional, lamentable en el caso de Cataluña y Galicia, hasta los peajes de las autopistas, que el nacionalismo, en el colmo de la majadería política, considera prueba fehaciente del “expolio”.
Para controlar que el proceso de lo que llaman "adaptación" e "integración" de los inmigrantes cumpla su función, es decir, la erradicación de las lenguas maternas y la desaparición del español, se han creado en Cataluña los llamados “espacios de bienvenida educativa”. La fraseología del buenismo progre no logra ocultar sus propósitos al almacenar en barracones a los jóvenes de entre 8 y 18 años, que recibirán un mensaje fundamental: si quieres ser aceptado y encontrar un buen trabajo aquí, tienes que renunciar a hablar español.
SOS Racismo ha calificado los “espacios de bienvenida educativa” de “iniciativa segregadora y discriminatoria”, mientras la ministra de Educación y el ministro de Cultura no se pronunciaron. ¿Qué se puede esperar cuando es su propio partido el que impone semejantes prácticas?
El carácter racista de los nacionalismos y sus políticas étnicas lingüísticas se aprecia con claridad en las biografías y la gestión de sus protagonistas. Por ejemplo, el primer presidente del parlamento regional catalán, un notorio xenófobo filonazi venerado por todo el catalanismo. O la antes aludida Marta Ferrusola, sufrida madre de unos niños que hoy dirigen CiU, el partido de papá:
- “Cuando recibamos una propaganda en castellano, devolverla, cosas de este tipo tendremos que hacer. El trabajo nuestro es no ceder ni un ápice.
- “Cuando un taxista me habla en castellano yo le contesto en catalán y, si no nos entendemos, lo siento.”
- “Dentro de 10 años quizás las iglesias románicas no servirán, servirán unas mezquitas. El mismo problema se da con los pisos subvencionados. Mi marido está cansado de dar pisos a marroquíes, magrebíes, todo eso.”
Las frases de mamá Ferrusola proceden de El polémico discurso de la esposa de Pujol (publicado por El Mundo, el 22 de febrero de 2001) y Los inmigrantes, que no saben ni lo que es Cataluña, son los que más ayudas reciben (El Mundo, 21 de febrero de 2001).
Junto al control lingüístico de los recién llegados, el expansionismo nacionalista, que en la fase actual es solamente lingüístico, constituye otro de los objetivos fundamentales de los nacionalismos españoles. Los etnicistas disponen para ello de instrumentos bastante eficaces (Instituto Vasco Etxepare, Instituto Ramon Llull, Obra Cultural Balear, Consello da Cultura Galega, Omnium Cultural, etc.) gracias a las grandes cantidades de fondos públicos que desvían hacia esos organismos. Su función consiste en implantar las lenguas regionales en otras zonas del país (Comunidad Valenciana, Navarra) y aun del extranjero y en arropar toda la operación con una apariencia académica y científica.
Los fines del Instituto Vasco Etxepare son, entre otros:
a) Promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del euskera, favorecer y potenciar el reconocimiento internacional de la lengua vasca y fomentar cuantas medidas y acciones contribuyan a la difusión y la mejora de la calidad de estas actividades.
b) Contribuir a la difusión en el exterior de la cultura vasca en todas sus formas y lenguas.
c) Acercar la realidad de nuestro país a las colectividades de habla vasca en todo el mundo y a aquellos lugares donde la existencia de las comunidades vascas o las relaciones históricas culturales o comerciales lo aconsejen.
Sus funciones, entre otras, son las siguientes:
- difundir la creación artística vasca a través del fomento de su programación en la escena internacional.
- diseñar programas de ayuda para los agentes culturales con el objetivo de dar a conocer la creación vasca en la escena internacional.
- promover la literatura, el pensamiento y la investigación en euskara a través de la proyección exterior de obras de pensamiento e investigación científica, así como de revistas de pensamiento y cultura vascas.
- promover internacionalmente los estudios de autores vascos y autoras vascas sobre diversidad lingüística y pluralismo cultural.
- gestionar la concesión de subvenciones a entidades públicas y privadas que desarrollen actuaciones conducentes a la promoción universal de la cultura vasca.
- promover la presencia, el estudio y el aprendizaje del euskera en las universidades, así como en otros centros de todo el mundo, apoyando especialmente el establecimiento de lectorados en las universidades y actuando como órgano de cooperación y asistencia para los vascólogos y centros extranjeros de investigación.
- promover la presencia del euskera en el ámbito internacional a través de la participación en ferias y exposiciones que tengan como finalidad la divulgación de las lenguas.
- gestionar la concesión de subvenciones a entidades públicas y privadas que desarrollen actuaciones conducentes a la promoción universal del euskera. (Información procedente del Gobierno Vasco)
¿Requieren los ciudadanos que viven en las provincias vascas que su dinero se destine a asegurar una presencia internacional de la lengua regional? Y si eso fuera necesario, ¿resulta justo que ese dinero vaya a parar a los bolsillos solamente de algunos, los que usan el vasco, y no a todos los creadores vascos?
Todas estas operaciones de expansionismo camuflado bajo el paraguas de la protección a una lengua supuestamente agredida y acosada no logran ocultar su finalidad real:
- La creación artificial de una imagen internacional para las provincias implicadas que justifique sus reclamaciones.
- La configuración de una red clientelar que, vía subvenciones, asegure la permanencia en el poder de los grupos nacionalistas.
A fuerza de imposiciones, el catalán, el gallego, el vasco ya no constituyen la lengua de los ciudadanos que viven en esas regiones, mucho menos la “propia” de cada una de ellas, sino la lengua de la casta política que ha organizado semejante charca étnico lingüística y que vive de ella, la lengua de la gente del 3%, de los que recogen las nueces del nacionalismo etarra, de los acosadores lingüísticos, de los que pretenden controlar la vida privada de los ciudadanos.
Todos ellos han convertido las lenguas regionales españolas en instrumentos de enfrentamiento y de división, en armas de destrucción de la convivencia. Y en consecuencia, en lenguas ajenas.
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Más información en Pedagogía del odio y Racismo.