La crisis económica multiplica la ineficacia del Estado de las autonomías. Hemos vuelto a tener otro ejemplo en las últimas horas, con la reunión bilateral entre el gobierno de la nación y el gobierno regional catalán, mientras el presidente de Castilla y León se dedicaba por su cuenta a hacer gestiones internacionales para arreglar el sector del automóvil en su región.
Los ministros de Trabajo e Industria, Celestino Corbacho y Miguel Sebastián, se desplazaron ayer a Barcelona para celebrar una reunión bilateral con sus “homólogos” del gobierno regional catalán, tras ser recibidos en audiencia por el presidente de la Generalidad (como "la cumbre industrial entre el Gobierno central y la Generalitat", lo define la prensa catalana hoy). Ya han empezado las protestas desde otras regiones.
En el encuentro se abordó la crítica situación que atraviesa el sector automovilístico en España. Hay otras regiones donde se está padeciendo esta crisis. La Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla y León son, junto a Cataluña, las zonas más perjudicadas. Sin embargo la delegación del gobierno de la nación se reunió tan solo con las autoridades regionales catalanas.
La reacción no se ha hecho esperar. La descoordinación innata al Estado de las autonomías, unida al trato desigual (el nacionalismo lo llama "asimétrico") desde el gobierno socialista, despierta recelos y crea agravios de manera inevitable. El consejero de Economía y Empleo del gobierno regional de Castilla y León, Tomás Villanueva, ha pedido al Gobierno que convoque un encuentro con todas las autonomías para abordar la criris del sector del automóvil y sus posibles soluciones.
Este hecho, además de poner de relieve una vez más la dificultad de articular políticas eficaces en medio del marasmo de competencias autonómicas, multiplica los defectos del sistema: ante la bilateralidad y el trato privilegiado y desigual, los gobiernos regionales buscan soluciones por su cuenta, saltándose las leyes y también el sentido común.
Así, el presidente regional de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, se ha puesto en contacto por su cuenta con las direcciones de Renault (Francia), Nissan (Japón) e Iveco (Italia) para buscar soluciones a la crisis que las empresas del sector atraviesan en su región.