La dignidad de Cataluña no pasa por inventar una historia que jamás sucedió, cargada de ilusiones artificiales y construida desde la miseria intelectual y el rencor acomplejado, sino por quebrar la losa de odio bajo la que han sepultado a la ciudadanía.
La dignidad de Cataluña no pasa por defender un texto votado tan solo por 1 de cada 3 ciudadanos, sino por conseguir una sociedad más justa. Una sociedad donde los dos ciudadanos que no votaron, puedan hacerlo porque el texto que se les proponga no cercene su libertad.
La dignidad de Cataluña no pasa por diseñar y fabricar una realidad a la medida de intereses ruines, aquí una nación, allá un vampiro, sino por tener el coraje de descubrir la verdad que la monolítica historia oficial, tan común en todas las dictaduras, oculta tras editoriales y discursos parlamentarios, tras programas de televisión y sistemas educativos.
La dignidad de Cataluña no pasa por convertir una lengua en
instrumento de agresión y segregación, de imposición y rechazo, sino por
reforzar todo aquello que une a los ciudadanos por encima de sus diferencias
particulares.
La dignidad de Cataluña no pasa por unos directores de periódicos convertidos en coro de siervos, sino por alumbrar una libertad de prensa real que permita a los profesionales de la información recuperar la decencia.
La dignidad de Cataluña no pasa por una clase política
empapada de corrupción y ensimismada en su mediocre mundo de estrechos
horizontes, sino por la capacidad de sus ciudadanos para pensar de manera
autónoma y decidir libremente.
La dignidad de la que hablan los siervos y sus amos está fundamentada en el rencor y la mentira, en el beneficio de unos pocos y la ignorancia de muchos, en el desprecio a los hechos y la manipulación.
Las patatas no tienen dignidad. Los posavasos no tienen dignidad.
La primavera no tiene dignidad. El río Tigris no tiene dignidad. Cataluña
tampoco tiene dignidad. Ese es atributo humano, no vegetal, ni geográfico. Y sucede
que cuando los siervos y sus amos empiezan a atribuir la dignidad a algo que
carece de ella, es porque se la están quitando a quien realmente la tiene.
Cataluña no tiene esa dignidad de la que hablan los amos y sus siervos. Pero se la están quitando a sus ciudadanos.
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