De nuevo el talibán nacionalista. Esta vez en Valencia, pringosa de etnicismo, desde la izquierda al PP de Camps. La historia se repite: en este rincón, un estudiante y su familia; en el otro, el sistema educativo que impone la lengua obligatoria, como antes se imponía el color de la piel. ¿Y todavía celebran la Constitución en la Generalidad valenciana? En la política española, los cínicos son los reyes del mambo.
Lo hemos visto en Cataluña, en Galicia, en el País Vasco, en Baleares. El último caso, en la Comunidad Valenciana. Porque en la política española no se salva nadie del contagio étnico.
El escrupuloso Francisco Camps, que desde su llegada a la dirección del PP valenciano ha impuesto un peligroso giro identitario a su partido y a su gobierno, presume de respetar la Constitución y de llevar los asuntos de la región con respeto hacia todos. Pero los negros y los judíos van siendo excluidos poco a poco. Y en la España del estado autonómico, los negros y los judíos se identifican no por su raza, o por el color de su piel, sino por la lengua que hablan.
Los argumentos para segregar a una ciudadana española de 10 años del sistema educativo y para cercenar sus derechos constitucionales son tan repugnantes en este caso, con la educación transferida y en manos del PP, como en todos los demás. Los ademanes étnicos totalitarios son los mismos, vengan del PP, del PSOE, de ETA, de ERC, del BNG, del PNV.
Esta es la información que hoy publica El Mundo, firmada por Carmelo Pérez:
"Natalia es una estudiante de sobresalientes. En este punto, y sólo en este punto, están de acuerdo los implicados en la última polémica por el uso de las lenguas cooficiales del Estado. Esta vez es en Valencia, donde Natalia, de 10 años, recibió el primer suspenso de su vida. Se lo puso la profesora de Conocimiento del Medio. El motivo: «Has hecho el examen en castellano. Si escribes bien las respuestas es porque has entendido bien la pregunta en valenciano».
Juan Vicente Santacreu, su padre, aún no da crédito a lo sucedido: «Las respuestas eran perfectas, como siempre. Mi hija cursa quinto de Primaria y tiene un nivel de inglés semejante al de segundo de Bachillerato; escribe en el ordenador sin mirar el teclado y tiene amplios conocimientos de informática. Es una niña muy motivada y no es justo que la suspendan por contestar una prueba en castellano», sentencia.
«[Conocimiento del Medio] es la única asignatura que se imparte y se evalúa por escrito en valenciano en su curso. [La niña] debe responder en la lengua en la que se le explican los conocimientos, máxime cuando no tiene ningún problema para ello, pues saca notas altas en Lengua Valenciana», explica José Pascual Miramón, el director del Colegio Público Profesor Sánchez Guarner.
«Mi hija tiene el derecho constitucional a responder en castellano. Y punto. Si no es así, he pedido que me lo confirmen por escrito, algo a lo que no han accedido ni el director del colegio ni el inspector de Educación, quien me ha dicho que está hasta la narices del tema y que lo que yo busco es crear una brecha en el sistema educativo valenciano», responde el padre.
A pesar de que la pequeña está afectada y la familia teme por su rendimiento escolar, la situación no mejora. Los padres de Natalia denuncian ahora que la niña está siendo sometida a una especie de mobbing escolar y lingüístico por parte de sus profesores. «Han vuelto a suspenderle otro examen, a pesar de que las contestaciones eran correctas. Además, han intentando adoctrinarla, aislándola en una clase vacía y explicándole una y otra vez lo bueno que sería para ella contestar en valenciano y dominar esa lengua. Y la profesora de Educación para la Ciudadanía la tiene vetada en clase porque es la única que lleva el texto en castellano», explica Santacreu.
«El inspector ha llegado a amenazarme con expulsar a la niña del colegio si no contesta en valenciano a los exámenes. ¡No puede quitarse de encima a los niños catastróficos, los que no hacen otra cosa que molestar, y va a expulsar a una niña ejemplar!», añade el padre de Natalia Santacreu.
La pequeña, totalmente identificada con la cruzada de su padre, expresa: «Hace poco, la profesora de Conocimiento del Medio comentó en voz alta cómo iba cada uno de los alumnos en la materia. 'Natalia se ha ido', dijo sobre mí. Pero yo estaba allí. No quería decir en voz alta que me había suspendido porque eso no se lo cree nadie». «He escrito a [Mariano] Rajoy para que se entere de esto. ¡Estamos en la Comunidad Valenciana!», advierte Santacreu.
En el colegio de Natalia, consideran que esta «polémica innecesaria» responde al carácter «fanático» de su progenitor. «La pequeña está matriculada en la opción de normalización lingüística, en la que el valenciano se va introduciendo paulatinamente mientras se avanza en los cursos. La niña saca sobresaliente en valenciano. No contesta en esa lengua porque su padre no quiere», explica la dirección del centro. «Es una niña magnífica y nos da pena todo esto», concluyen.
«Si se quieren cargar el castellano en la escuela, que lo hagan a las claras y no como si se tratara de una conspiración. Y que me lo pongan por escrito, porque ahora vivimos en medio de una inseguridad jurídica insoportable», sentencia el padre de Natalia, quien se prepara para disfrutar de unos días de descanso con su libro de Educación para la Ciudadanía bajo el brazo. Por supuesto, en castellano."