29 de septiembre en una localidad al sur de Madrid. La mayoría de la población procede de Extremadura. Acabaron viviendo en el cinturón de la capital tras ser expulsados de su tierra por las políticas socialistas. Al llegar a su nuevo hogar lo primero que hicieron fue votar un alcalde socialista. Y así desde entonces. En la actualidad la mitad de la población está en el paro.
En la rotonda medio vacía se nota la huelga. Apenas circulan coches. Un enorme supermercado está abierto.
En su interior solo dos cajas tienen clientes. Una mujer comenta con otra la huelga. Es partidaria. Está indignada con “la crisis”, que nunca personaliza. La crisis por aquí, la crisis por allá. Es como si hablara de algo extraño, ajeno y amenazador.
La crisis es en el menguante cinturón rojo como un quásar: se sabe que está ahí, pero no se entiende nada. Y sobre todo no se le pone nombre, vaya a ser que tengamos un disgusto.
La compra es larga y da tiempo a hablar de todo. Me pego con dudosa discreción a las dos mujeres. Hago sus colas, me intereso por las inverosímiles combinaciones de grasa e hidrato por las que se interesan, chafardeo la zona de productos light ante la que parecen levitar.
- Pues yo me he dicho huelga pues aprovecho para hacer la compra así el sábado me libro.
El establecimiento se va llenando. Frente a la caja se ha formado una pequeña cola. La conversación deriva hacia derroteros infantiles. Los niños no les hacen el menor caso. De repente ven la portada de ABC que dejo sobre la bandeja deslizante que conduce al pagadero. Rajoy parece el Faraón de Camas recibiendo el premio de la crítica taurina.
Bajan un tanto la voz.
- Se creerá que le va a votar alguien…
No llegan a leer el titular, más discreto, que aparece debajo de la gran foto. Declaraciones de un sindicalista. “Os aconsejamos que no pongáis en peligro vuestra integridad física”.
No hay peligro. A ellas no les pasará nada. Seguirán con su marido en paro, su hijo incapaz de comprender qué significa la palabra educación, su alcalde frenando las posibilidades de desarrollo de su pueblo y su durísimo combate contra la talla siempre pequeña frente a la inmensidad del lineal de yogures light. Por lo demás, no les pasará nada.