El presidente del Gobierno de los socialistas del que los socialistas, ahora, reniegan, ha declarado a Onda Cero que él “habría votado no” a la prohibición de los toros en Cataluña. Y ha añadido que no le ha “gustado” nada lo que decidió el parlamento regional y que “no se debería haber prohibido”.
No estamos ante la lábil memoria histórica presidencial, sino ante su pauta de conducta más frecuente: el descaro. Zapatero tuvo innumerables ocasiones para expresar esa opinión durante los días previos a la votación de los alborotadores que gobiernan la ínsula de la xenofobia política. Pero nada dijo ni en el Congreso de los Diputados, ni fuera de él, por más que se le requirió.
Así que pasen un par de años de las próximas elecciones generales, las cosas habrán cambiado mucho en el PSOE de la oposición. Los socialistas llevarán meses organizando huelgas generales con los sindicatos (sus sindicatos). Proporcionarán jugosos titulares a sus compadres, los yunqueros mediáticos, sobre terribles y nunca probados casos de corrupción en el gobierno del PP. También acusarán cada día a los ministros populares de no hacer las cosas que ellos no hicieron cuando gobernaban.
Pero sobre todo negarán su pasado inmediato. Como niegan hoy su pasado más remoto.
Zapatero (uno cualquiera de los muchos Zapateros que hay en el PSOE) pasará a la ofensiva. Será entonces cuando saque de nuevo a pasear los toros. Presumirá de haber gobernado buscando siempre el consenso.
“No como lo está haciendo ahora el PP”.
Dirá que nunca promovió la reforma de los estatutos de autonomía, ni se hizo cómplice de la represión lingüística. Negará que en su etapa aumentara el paro. Afirmará que la ley del aborto la aprobó Aznar y que él los redujo sustancialmente. Presumirá de abrir al culto el Valle de los Caídos y de que gracias a él se pasó página a la triste herencia de la guerra civil. Declarará que le costó muchas noches de insomnio acabar con el terrorismo.
Y asegurará que no conoce a ninguna Bibiana Aído.
La gente empezará entonces a dudar. Y al poco muchos volverán a creer a Zapatero, trilero disfrazado de entrañable personaje de película de Disney, que habrá recuperado su condición de bambi tras participar en un par de programas aliñados, quiero decir, presentados por Iñaki Gabilondo (sí, habrá vuelto a la Ser, porque el PP tampoco esta vez habrá cambiado la política de subvención a los medios heredada del PSOE. Y por ese motivo los socialistas llevarán meses organizando huelgas generales con los sindicatos. Proporcionarán jugosos titulares a sus compadres, los yunqueros mediáticos, sobre terribles y..., etc., etc., etc.).