La entrevista que publicaba ABC con el presidente del Partido Popular no ha pasado a estas horas de los 16 ‘me gusta’ en Facebook. No es un dato estadístico, ni nada que se le parezca, pero deprime igual.
La única declaración programática con contenido real y concreto que le escuchamos a Rajoy durante la larguísima campaña electoral de las regionales y locales fue esta:
“Sí a los chiringuitos, nos gustan los chiringuitos, queremos los chiringuitos“
Y después de eso el PP arrasó. Nunca entenderé por qué presumimos de vivir en un país medianamente culto y civilizado. Aunque tal vez sea mejor dejar de criticar la endeblez discursiva de la actual dirección del PP: no les puede ir mejor. De modo que volvemos al tópico: hoy tenemos el Gobierno que nos merecemos y a tenor de los chiringuitos, así seguirá siendo en el futuro.
Los esforzados periodistas de ABC han exprimido la entrevista tratando de concentrar su sustancia a base de cocer y cocer las declaraciones del líder de la digamos oposición. Así, han logrado extraer “diez ideas para entender la España de Rajoy”.
Las he leído con el interés del votante frustrado en busca de papeleta. Sin ningún éxito. Entiendo que Rajoy tenga miedo de hablar de las medidas económicas que tendrá que poner en marcha porque el adjetivo “impopular” se va a quedar pequeño. Pero no me explico que sea capaz de aparentar que propone medidas educativas y no anuncie la derogación de EpC. Y no entiendo que sea capaz de hablar horas y horas del actual Gobierno sin denunciar las políticas socialistas que tratan de acabar con nuestro modelo de sociedad.
¿Cree Rajoy que los ciudadanos están a favor del aborto libre, de la adopción de niños por parejas homosexuales, de la segregación lingüística o de las agresiones a los creyentes? Sin duda su sociólogo conoce que solo una minoría de exaltados comparte las políticas puestas en marcha por el PSOE de Rubalcaba y Zapatero y sabe que la mayoría de los ciudadanos está por la sensatez y la cordura.
¿Habremos de concluir pues que no estamos ante un silenciamiento estratégico sino ante la pura y simple complicidad?