Lo he leído a propósito de un congreso sobre un autodenominado “Islam cercano”: la “normalización del Islam de España”. Y dejando a un lado mi opinión sobre la permanente manipulación histórica que practican buena parte de los españoles convertidos a esa religión, muy especialmente los que proceden del PCE y de la izquierda en general (como es el caso), la expresión no deja de causarme perplejidad.
Con las religiones no caben normalizaciones, sino aceptar sus propuestas o rechazar respetuosamente la invitación. Cuando una religión reclama algo más, o no es religión sino secta, o está siendo instrumentalizada y sus fieles deben reaccionar con firmeza y valor.
El congreso al que aludo está promovido por lo que podríamos denominar “el islam moderado”. Aunque a veces uno se pregunta si tal existe. Millones de personas honestas siguen con la mayor sinceridad y la mejor de las voluntades las pautas de su profeta y son fieles de conducta ejemplar y bondadosa que se esfuerzan cada día por hacer el bien.
Pero al margen de la religión islámica, hay algo en los países donde esta se profesa que convierte a los buenos musulmanes de esas sociedades en cómplices de demasiadas atrocidades.
Decía Abdel Rahman al-Rashed, prestigioso periodista saudí residente en Londres, director de la revista en árabe más influyente de Europa, que no todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes. Y sus víctimas seguimos sin apreciar en los buenos musulmanes, devotos fieles de su profeta, una reacción que nos permita albergar alguna esperanza.
Lo siento, no quiero normalizarme en un islam que hoy es paradigma de un retroceso en todos los órdenes frente a mi modelo cultural. Y que además, para justificar su insólita proposición normalizadora, miente y tergiversa la historia del país y de la civilización a la que pertenezco. Dice la organización de este congreso:
"El Islam, entre otras cosas, ha contribuido al enriquecimiento de Europa, ha significado una apertura cultural, ha ayudado al descubrimiento de la tolerancia.”
Y a continuación se propone unas sesiones “científicas” que hablan de los “1.300 años del nacimiento de al-Andalus” y alteran por completo el papel de los moriscos españoles.
Prosigue la organización del congreso:
“Si asumimos que el Islam no es algo ajeno, sino que forma parte de nuestra historia y de nosotros mismos, habremos dado un gran paso hacia la normalización del Islam de España."
Lo siento, el islam es para mi algo ajeno. Que haya una Alhambra no convierte el islam (mucho menos lo que actualmente encierra ese concepto) en algo propio del modelo cultural occidental en el que vivo y del que participo desde hace tantas generaciones.
Mi más absoluto respeto a los fieles que desde la honestidad espiritual cumplen con fe los preceptos de su religión (solo de su religión). Y ahí se acaba la historia. Más allá de la simpatía que de manera natural siento por las religiones monoteístas y de mi respeto a quien reza a un Dios creador, nada me une al islam y en nada me siento obligado a normalizarme.
Una súplica final a los tergiversadores de historias: defended vuestra fe sin mancharla con mentiras. Cada vez que manipuláis los hechos (por ignorancia o por interés), os ponéis en evidencia vosotros mismos, pero sobre todo comprometéis negativamente aquello en lo que decís creer.
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La información de este congreso se puede leer en El Islam cercano: 1300 años del nacimiento de al-Andalus