En Barcelona ha empezado algo nuevo y llamado a tener una notable importancia y proyección en toda España.
No importa. "Armados" con Rosarios y amparados en la oración, católicos de toda España hemos empezado a ocupar las calles para pedir a Dios ante los abortorios el fin de esta masacre.
Carece de importancia lo que nos encontremos enfrente. Nuestra misión no consiste en responder a las agresiones sino en rezar. Eso es todo. Ni siquiera esperamos ver los frutos de nuestras oraciones. Ese es asunto que solo concierne al Señor.
Meros instrumentos de su voluntad, seguiremos saliendo a las calles. Y como mucho, echaremos de menos a nuestros pastores. Los obispos de Estados Unidos acompañan a los fieles en estas procesiones ante los abortorios. Nosotros seguimos huérfanos de nuestros dirigentes en las calles. Pero tampoco importa demasiado.
En esta historia de exposición publica de nuestra fe y de lucha contra la barbarie a través de la oración, lo único importante es pedir al Espíritu que nos ilumine y nos ayude a perseverar.
Muchas gracias a las personas que cada día 25, en Barcelona, dan razón de su fe.