Cuando el dirigente popular abandone su actual cargo, el Estado encargará el correspondiente cuadro para colgar en las paredes del Ministerio. Y ese cuadro debería titularse Gallardón toreando al votante conservador.
Su objetivo es consolidar su candidatura a la sucesión de un Mariano Rajoy en horas muy bajas y con un serio deterioro en su capacidad de liderazgo. Mientras el actual presidente del Gobierno y su equipo ponen en evidencia que la estrategia de economía, economía y solo economía responde a una dramática carencia de ideas y convicciones y a una ausencia total de modelo de sociedad, Ruiz-Gallardón se erige en el único ideólogo eficaz de la actual cúpula popular:
- Sabe transmitir el mensaje que en cada caso le conviene.
- Utiliza con eficacia los medios de comunicación y se mueve como pez en el agua entre titulares y entrevistas exclusivas.
- Y recaba apoyos en todas las familias de la derecha, frente a las limitadas zonas de pesca de votos de sus compañeros de maitines.
En cuanto al proyecto, las ideas y la estrategia de Gallardón cada día recuerdan más a la de otro gran trilero de la vida pública española, José Luis Rodríguez Zapatero: llamativas declaraciones, potentes titulares, propuestas de actuación atrevidas, sabio manejo de los tiempos y sentido de la oportunidad... Solo que Zapatero pasaba a la acción de manera contundente.
El ministro de Justicia ha anunciado las medidas que los votantes conservadores y la inmensa mayoría de la militancia del PP estaba deseando escuchar. Como el anterior presidente del Gobierno con sus electores y su partido. Pero ha hecho lo que el PSOE ha dispuesto que se hiciera.
La retórica provida
“Hay una violencia de género estructural contra la mujer por estar embarazada”. Frases como esta entusiasmaron a las organizaciones defensoras del derecho a la vida a principios del mes de marzo. Desde entonces el ministro de Justicia no ha avanzado un solo milímetro en su supuesta reforma de la legislación abortista.
Peor todavía: ha logrado que algunos le feliciten por la abolición del aborto eugenésico sin haber tocado una coma de la ley Zapatero-Aído que lo legalizó. En el arte de la comunicación (y la manipulación) el exalcalde le da cien vueltas al mismísimo Rubalcaba de los viejos tiempos. O a su amigo Bono. Y con sus declaraciones sobre el aborto ha sido capaz además de camuflar el regalo que le ha hecho al PSOE: el Consejo General del Poder Judicial.
La retórica antiterrorista
“La victoria final [frente a ETA] habrá de ser dentro de la instituciones y su representación democrática y no al margen de éstas”. “No se reducirán las condenas de los etarras que se arrepientan”. Más frases con las que cualquier votante conservador soñaría. Pero:
- Las organizaciones políticas de ETA van siendo legalizadas una tras otra.
- Los terroristas controlan cada vez más instituciones y tienen más poder.
- En unos pocos meses podríamos presenciar el inicio del primero de los procesos de secesión (lo llamarán “autodeterminación”) a los que vamos a asistir antes de salir de la crisis económica.
- Y las excarcelaciones de los más conspicuos asesinos nacionalistas no parecen tener fin.
Estos últimos días, en pleno marasmo económico y con un jefe de Gobierno convertido en centro de todas las críticas, Gallardón ha vuelto a postularse desde La Razón con unos resultados espectaculares.
Con solo una entrevista el ministro de Justicia vuelve a ser el centro de la actualidad justo cuando se especula con un Gobierno de concentración o con un relevo en la cúpula del Ejecutivo.
Pero su aspiración en este o en un futuro Gobierno no es cambiar el modelo de sociedad impuesto por el PSOE sino hacerlo más digestivo para la derecha.