El vicepresidente del tripartito y responsable de sus “relaciones internacionales”, J.L. Carod, ha anunciado que antes de que finalice el presente año la Generalidad catalana quiere tener en servicio nuevas “embajadas” en México y Argentina y también en los continentes africano y asiático, aunque no ha especificado en qué países o ciudades concretas.
J.L. Carod ha declarado que la elección final se hará tomando en consideración “los países que, por su contexto socioeconómico, cultural y político, sean más adecuados para las necesidades de Catalunya.”
Tampoco ha indicado el “ministro de exteriores” del catalanismo cuáles son las “necesidades” de Cataluña en este terreno, aunque los ciudadanos que pagan las instalaciones de su gobierno regional en el extranjero recuerdan perfectamente que algunos “intereses” de Cataluña han pasado por el nombramiento del hermano de J.L. Carod como responsable de la “embajada” tripartita en París.
El vicepresidente regional ha utilizado nuevamente al F.C. Barcelona para justificar el derroche de dinero público en instalaciones en el extranjero:
El Barça hace política exterior, y ya sabemos que el Barça es más que un club, pero, ¿Catalunya es menos que el Barça? ¿Catalunya no tiene derecho a hacer su política exterior?
Hace unos días se ha conocido que el presidente de esa entidad deportiva será nombrado asesor de la Generalidad para asuntos internacionales.
La querencia del nacionalismo catalán por la mencionada entidad viene de lejos. Se diría que, desde sus orígenes, el tripartito catalán ha demostrado tanta o más vocación de hooligan futbolero que de organismo público al servicio de los ciudadanos. En mayo de 2005, J.L. Carod escribía:
Centenares de miles de personas por las calles del país, haciendo sonar los claxons de los vehículos, destapando botellas de cava catalán generalmente etiquetadas en la lengua del Real Madrid, bufandas, pañuelos, camisetas, gorras, trompetas y toda clase de objetos con los colores azulgranas, han sido la manifestación de una gran fiesta nacional.Que en ningún momento haya ondeado ni una sola, ni una, bandera española y sí un gran número de esteladas [estrelladas, banderas independentistas] también es bien indicativo de la conciencia y el estado de ánimo de las nuevas generaciones de este país.
A nadie le ha pasado tampoco por alto que, entre los jugadores, fueron ondeadas también banderas independentistas.
Gracias, Barça, por habernos hecho vivir esta victoria y hacernos entender que, cuando los objetivos son claros, se tienen los dirigentes adecuados y todos juntos hacemos piña, todas las victorias son posibles.
Y unos días después insistía:
El Barça más que un club, Montserrat más que una montaña, el Palau de la Música Catalana más que un auditorio, La Caixa más que una entidad de ahorro.
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