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Publicado el 21/07/2009 a las 00:00 en Periodistas | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
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Los periódicos españoles se comportan ante el terrorismo como los periódicos extranjeros que al hablar de ETA dicen “grupo independentista”.
La mayoría de los medios de comunicación lo suelen denominar “izquierda abertzale”, sin mencionar el nombre de ninguna persona, ni siglas de ningún grupo. Sin embargo todos sabemos que se trata de ETA. También los directores de los periódicos nacionales.
¿Entonces por qué El País, ABC, El Mundo, La Razón y tutti quanti los llaman “izquierda abertzale”?
Los titulares de las ediciones de internet de los grandes medios de papel hablan de las reacciones de la “izquierda abertzale” ante el atentado de esta mañana. Y a continuación entrecomillan las frases de un comunicado. Sin más. Eso es todo. No hay nombres, no hay siglas, no hay fuentes de referencia. Solo esa vaga e inconcreta “izquierda abertzale”.
Sin embargo no actúan así ante ningún otro hecho. Si publican la nota de un ministerio, citarán al portavoz de referencia. Si es el comunicado de una empresa, mencionarán la marca comercial.
Muchos medios de comunicación del Reino Unido, de Estados Unidos y de algunos otros países llaman a ETA “grupo independentista vasco”. De vez en cuando nuestro Gobierno protesta (el de ahora poco, es cierto) y la mayoría de los ciudadanos nos sentimos ofendidos.
Pero así es como actúan nuestros periódicos de papel cuando denominan a los terroristas que la Justicia consiente (y el Gobierno contribuye a financiar) “izquierda abertzale”.
De este modo, la prensa española de papel encubre el nombre de los asesinos, que es el primer paso para encubrir su crimen. Los medios de comunicación españoles han caído también en la trampa de la neolengua. Han seguido los pasos del gobierno socialista, que a su vez siguió los pasos de la prensa etarra cuando decidió que quienes han vuelto a matar hoy eran dignos de compartir mesa y mantel con los representantes elegidos por la ciudadanía.
Publicado el 19/06/2009 a las 00:00 en Periodistas | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
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Empeñados como estamos en ocultar el dolor, al tiempo que lo multiplicamos, nos inventamos dolores para ejercer de civilizados.
Los medios de comunicación españoles recogen hoy el dolor de algunos ciudadanos por la muerte de focas y linces.
En el noticiero de mediodía de Telecinco se ha recurrido a la expresión “asesinato” para presentar la noticia de la caza de focas que cada año se lleva a cabo por estas fechas en Canadá: “Se asesinan focas”, ha dicho la presentadora con expresión compungida.
La forma en que se mata a estos animales dice bien poco ciertamente acerca de la sensibilidad de los cazadores y del gobierno que autoriza semejante actividad. Como poco dice acerca de la cultura general del profesional de los servicios informativos que ha redactado la pieza y aun de los criterios morales de la cadena, el hecho de que uno y otra utilizan semejante expresión para referirse a animales. Sobre todo porque jamás, en sus casi 20 años de existencia, en Telecinco se ha entrevistado a nadie con autoridad en la materia que defienda los derechos de los no nacidos.
Mención aparte merece la expresión de algunos de los entrevistados, un reducido grupo de ecologistas que balbuceaba en la Puerta del Sol de Madrid.
Pintarrajeados de rojo y completamente desnudos, estos quejicas gimotean su dolor por el “crimen” de Canadá. Ecologistas sensibles y sobre todo selectivos, se quejan de “asesinatos” que no ven e ignoran los crímenes que se cometen a las puertas de sus casas.
El sensible ecologista selectivo constituye el paradigma de nuestra ensimismada sociedad, ese inmenso ombligo del que ya no somos capaces de desviar la mirada.
Ya no somos una civilización, tan solo, para decirlo en términos hoy de moda, un ombligo global. Y empeñados como estamos en ocultar el dolor (los féretros salen de las residencias de ancianos por la puerta de atrás) al tiempo que lo multiplicamos (a los ancianos les hemos “ayudado” para que no “sufran”), nos inventamos dolores (siempre ajenos y lejanos) para ejercer de civilizados, solidarios y sensibles.
En la misma ciudad donde los ecologistas protestan, a muy pocos kilómetros de su exhibicionista desnudez, los abortorios se disponen a incrementar su cuota de exterminio de seres humanos si logran que se apruebe la ley que prepara para ellos el gobierno de la nación.
Junto a las focas “asesinadas” de Telecinco y sus desahogados ecologistas llorones, los linces. La agencia gubernamental de noticias EFE distribuía a la misma hora el siguiente despacho:
La hembra de lince atropellada en Doñana esperaba un cachorro
Huelva, 15 mar (EFE).- La hembra de lince hallada muerta el pasado viernes en la vía Algodonera-Laguna de San Lázaro, dentro del Espacio Natural de Doñana, estaba embarazada de un único feto, han indicado a Efe fuentes de la consejería de Medio Ambiente. El cadáver del lince fue trasladado al Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre Amenazada.
Publicado el 15/03/2009 a las 00:00 en Derecho a la vida, Periodistas | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
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La vida colectiva de nuestro país parece reducirse hoy a dos imágenes, a cual más engañosa: la de los ciervos abatidos y la de Rajoy tratando de quitarse el polvo de la obra.
Mientras los líderes de las formaciones políticas y sus palmeros, los periodistas oficiales, los que crean opinión teledirigidos desde las sedes de los partidos, debaten acerca de si es más grave una cacería de mangantes o un constructor chorizo, olvidamos otra fotografía. La fotografía de la vida real. Una fotografía que habla de muerte.
El Estrecho y las aguas canarias se están convirtiendo en una fosa común que dice bien poco de nuestro grado de civilización.
Los opulentos europeos, convencidos de que pertenecemos a una cultura superior, de que el nuestro es el continente de la civilización y la cultura, tenemos la vista puesta en el ombligo de la crisis. Este año las vacaciones serán más cortas, nos quejamos. No podremos cambiar el coche. Y necesitamos otro televisor de plasma.
Vivimos en una situación de histeria colectiva. Todavía no hemos descubierto que la economía es un estado de ánimo y no una ciencia (la economía es a la ciencia lo que la música militar, etc., etc.).
Nos hemos instalado en la crisis. Por eso esta mañana nuestro mundo se debate entre la fotografía cazadora y la fotografía ladrillera. De pura magnificencia, el nuestro ha acabado convertido en un mundo pequeño y ruin. Por el camino de la opulencia, hemos terminado convirtiéndonos en miserables.
Por ello no somos conscientes de que nuestra pesadilla es el sueño de quienes cada día se juegan la vida a bordo de una patera.
Tampoco sabemos entender el sentido de su gesto, el significado de su muerte. Una prosperidad vacía de contenido nos ha borrado la memoria. Nuestra verdadera memoria histórica. Aquella que nos hablaba antaño de sacrificio y esfuerzo, de superación y ayuda a los demás.
La generación de nuestros padres y de nuestros abuelos entendía ese lenguaje. Lo llevaba en la sangre. Hablaban el mismo idioma que esos héroes que llegan en patera cada día. Por eso fueron capaces de levantar el país después de una guerra que todos perdieron.
Nosotros no. Hemos olvidado de dónde venimos y cómo logramos llegar hasta aquí. De ahí que no nos enteremos de lo que nos están diciendo los 21 muertos de ayer en Teguise. No oímos lo que tratan de explicarnos los 16 críos que se ahogaron a escasos metros de la playa.
Ya no hablamos el lenguaje de los héroes.
Publicado el 17/02/2009 a las 00:00 en La escopeta nacional, Periodistas | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
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Benedicto XVI no nos lo pone nada fácil, esa es la verdad. Ha hablado claro, muy claro, como suele ser habitual en él, para decirnos que lo nuestro no consiste precisamente en lo que solemos hacer a diario.
Acostumbramos a responsabilizar de la basura que en el 99,99% de los casos constituye nuestro trabajo a las empresas, a este o aquel jefe de redacción, a aquel director. Nos hemos habituado a echar balones fuera. También a una frase que define muy acertadamente nuestra actitud: a nadie se le puede exigir un comportamiento heroico.
Sabemos que nos revolcamos en la mierda pero nadie nos puede pedir que nos convirtamos en héroes, davides como somos frente a los gigantes que nos pagan la nómina. Y con ese escudo seguimos chapoteando en la basura.
No contamos lo que deberíamos contar sino lo que sabemos que esperan que contemos. Ya ni siquiera nos lo tienen que indicar. Los hechos no nos importan absolutamente nada. Ni las consecuencias de lo que hacemos. Y terminamos pensando exactamente igual que quien nos paga. En eso consiste hoy nuestra profesión. En eso nos hemos convertido. Somos felpudos y se diría que estamos encantados de serlo.
Y va entonces el Papa y escribe esto. Es una carta dirigida a la Unión Católica de la Prensa Italiana con motivo de su 50 aniversario:
Anclado en un patrimonio de principios enraizados en el Evangelio, vuestro trabajo de periodistas católicos resulta hoy aún más difícil: al sentido de responsabilidad y al espíritu de servicio que os distinguen, debéis unir una cada vez más fuerte profesionalidad y a la vez una gran capacidad de diálogo con el mundo laico, en búsqueda de valores compartidos.Tanto más fácilmente seréis escuchados cuanto más coherente sea el testimonio de vuestra vida. No son pocos, entre vuestros colegas laicos, aquellos que esperan de vosotros el testimonio silencioso, sin etiquetas pero de sustancia, de una vida inspirada por los valores de la fe.
Estáis comprometidos, soy bien consciente, en una tarea cada vez más exigente, en la que los espacios de libertad son a menudo amenazados, y los intereses económicos y políticos tienen a menudo preeminencia sobre el espíritu de servicio y sobre el criterio del bien común.
Os exhorto a no ceder a compromisos en valores tan importantes, sino a tener el valor de la coherencia, incluso a riesgo de pagarlo en persona: la serenidad de la conciencia no tiene precio.
Publicado el 27/01/2009 a las 00:00 en Periodistas | Enlace permanente | Comentarios (1) | TrackBack (0)
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"Dios, en la carne de Jesucristo, decidió estar a disposición de toda búsqueda humana que se base en la honradez intelectual."
Publicado el 06/01/2009 a las 00:00 en La batalla de las ideas, Periodistas, Soy católico | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
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"La Palabra de Dios debe correr por los caminos del mundo que hoy son también los de la comunicación informática, televisiva y virtual." Esta frase aparece en el mensaje del Sínodo de los obispos, recientemente celebrado en Roma.
En nuestro país cada vez resulta más difícil contenerse. Hay demasiados círculos del poder empeñados en que saltemos del asiento encolerizados. Y uno, de natural propenso al salto colérico, no necesita leer muchas invitaciones a la acción para lanzarse a la calle:
Quien quiera ser católico en Occidente hoy tiene que saber que vivimos tiempos de guerra, y que debe ir espiritualmente armado hasta los dientes. (José Fernando Rey Ballesteros, Una buena noticia y otra…)
La provocación del poder que vivimos en España desde 2004 es ante todo y sobre todo una trampa. Y saber distinguir lo importante, aquello que sí debe movernos a actuar (por ejemplo, la ley del aborto) del mero navajeo callejero, tan caro al cada día más provocador progresismo de la izquierda, resulta fundamental para batallar en el arduo terreno de las ideas sin perder la credibilidad.
Seguramente al punto de equilibrio necesario aludía hace poco tiempo el Cardenal Amigo:
Se habla del acoso a la Iglesia católica, de limitación de derechos, del incumplimiento de acuerdos, de burdas agresiones a los sentimientos religiosos... Lo cual es cierto y hasta podemos sentirnos molestos los católicos. Ahora bien, lo nuestro no es un conformismo llorón de victimismo, acoso y derribo, sino la comparecencia firme y clara del testigo, del mártir, de quien confiesa su fe abierta y llanamente, sin presunción y con mucha humildad, pero con fortaleza y sin ambigüedades. (Cardenal Carlos Amigo Vallejo, A lo grande, publicado en ABC, 15.8.08)
No obstante, Eminencia, me reconocerá que "la comparecencia firme y clara del testigo, sin presunción y con mucha humildad" no resulta nada fácil. Aunque últimamente encontramos inesperadas ayudas.
De un tiempo a esta parte, el salto colérico está convirtiéndose en monopolio del progresismo izquierdista (salvo conocidas excepciones a diestra). La burda manipulación, cada vez más descarada, de los informativos de cadenas como Cuatro o La Sexta, no digamos de sus respectivos periódicos, o de programas de apariencia respetable como 59 segundos, la mezcla descarada de información y opinión, el insulto o la burla en medio de la crónica periodística, han pasado a formar parte de los libros de estilo del progresismo mediático público y privado.
Y así, quienes para arremeter contra los católicos suelen apelar a la razón, utilizan cada vez con más frecuencia la sinrazón del insulto y la imprecación para fundamentar sus, digamos, "argumentos". Baste recordar lo que se ha dicho y escrito a propósito de los más que pacíficos y respetuosos jóvenes provida de Valencia en el episodio del barco abortista. Claro que cuando el insulto viene del progresismo no parece insulto porque ya se encarga su monopolio mediático de presentarlo como descripción naturalista de la realidad.
Frente a creciente agresividad de esos sectores, que cada vez se muestran más intolerantes y violentos (y por lo tanto más irracionales), podríamos terminar con unas palabras de quien el nacional progresismo calificaría únicamente como el primer publicista de la historia de la Humanidad:
¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? (…) En todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Romanos, 8,35-39)
Publicado el 29/10/2008 a las 00:00 en Periodistas, Soy católico | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
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